sábado, 24 de septiembre de 2011

Vacíos en el pecho

Mariposas amnésicas, no se alejen de mi, por favor...

Gracias por todo Carmen y al que me arranca sonrisas matutinas. 

Creo que mi cerebro intentó borrar ese día que ya ni me acuerdo qué día fue. Tan solo me acuerdo que era de noche. Regresaba con aliento a tabaco, (no recuerdo si a cebada), felicidad e hiperactividad sin motivo alguno y me topo con una sorpresa no muy grata. Hacía mucho frío, la humedad me embarazaba y yo con ganas de abortar cuando ví eso. Me divorcié de la vida por unos segundos, caí al suelo. ¿Por qué fui tan estúpida? ¿Cómo pude? Preguntas sin respuestas, como siempre. Puedo maldecirlo, puedo odiarlo, pero fue culpa mía, dejarlo entrar a mi vida, por jugar con fuego. Él no merecía pasar momentos tan gratos, usar como juguete a una niña, prácticamente. Él no merecía ni mis miradas, ni mis sonrisas, ni mis palabras, mucho menos mis lágrimas y el estado que alcancé a llegar esos días oscuros. Él cree amar, querer, enamorarse, pero no hace nada más que tratar de buscar a alguien que le suba el ego. Él se sube el ego por la manera como ellas se revuelcan por él, con él y de la manera que el siente que sus sentimientos son los más puros del mundo. Sumergido en un egoísmo que espero sin esperar, que algún día se ahogue ahí. ¿Pero por qué esas ansias de subirse el ego? ¿Inseguridad tal vez? ¿Si yo te diría esto en la cara, seguirás dejando a Lola en el papel de la loca mala y Santiago el bueno de la película? No me importan tus falacias, no me importan tus mentiras, no me importan tus incoherencias, que ni tú mismo te has sentado a reflexionar lo vil que puedes llegar a ser (o mejor dicho te niegas a llegar a esa conclusión). El egoísmo corre por tus venas, por esas arterias obstruidas de tantas mentiras y de tanto yoísmo. No es solo tu pasado, mi retrospección: es todo, tus celos del presente, tu machismo, tu desconfianza, tu bipolaridad, tus incoherencias, tu falta de tacto, tu orgullo, lo sociópata que puedes llegar a ser, lo manipulador, tu frescura en no darte cuenta de nada, tu victimización, tu cinismo, tu venganza hacia el mundo...para qué seguir nombrando más, si todo esto tiene solo un nombre: egoísmo. Quizás te sientas orgulloso que aun te siga dando un espacio en mi vida y esto alimente más tu ego, quizás esto te de más razones para argumentar que Lola andaba con la cabeza sobre los tacones. Si piensas en la primera, la acertaste, pero me río en tu cara, porque no pasé más tiempo junto a ti y alimentando algo mas hueco que tus lugares. Me río en tu cara porque no daré nombres verdaderos, pero yo contaré la verdadera historia y no para darte importancia, sino como una experiencia de vida, que espero que sea la peor que haya tenido y tendré y para ayudarle a esas mujeres a sacar colmillo. ¿Ay, me odia? Pero me quiso, la niña. No, no te quise. Ay, ahora dice que nunca me quiso, voy a llorar. No, papito (como tu me dijiste con tu mejor trato, alguna vez), yo QUISE a alguien que nunca existió y del cual te disfrazaste. No soy creyente, así que no puedo predecir que te irás a hacerle compañía a Satanás, pero considero que no hay mejor castigo, que jamás aprenderás lo que es amar y querer de verdad. Buena suerte, rata callejera. Tienes una nariz bastante grande, para oler como sabueso y encontrar a tu próxima víctima. Admirable tu capacidad en acertar una y otra vez en volver a cometer los mismos errores. Y no rezaré por ellas, porque al final, las mujeres tenemos bastante de culpa cuando nos cegamos y no queremos ver el monstruo que anda a nuestro costado.

¿Por qué dice eso? No entiendo... Créeme que hay chicos a mi edad, que la captarían más rápido que tú. Ahora ya entiendo por qué la mayoría de personas te odian. Te trate de ayudar pero perdiste tu oportunidad. Felizmente tienes familia (y eso).

Soy una mujer despierta. Me siento orgullosa de poder escribir esto totalmente consciente.

1 comentario: