martes, 25 de octubre de 2016

Sonidos


No es solo nocturna. 

Mi mochila siendo lanzada al suelo luego de regresar del trabajo. El sonido de la computadora prendiéndose. El sonido del cierre de mi mochila. Mis fólderes, agenda y cartucheras siendo puestas en el escritorio. El tecleado lento y pausado. El tecleado entrecortado por las ideas. El tecleado furioso producto de tener ideas frescas, o del estrés de las fechas límites de alguna entrega. El sonido de mi playlist creado especialmente para estos días. El sonido de mi pie chocando una y otra vez el piso. El sonido de mis uñas rascando mi cabeza pidiéndole más ideas. Los clicks del mouse abriendo múltiples ventanas para leer todos los artículos y libros necesarios. Los clicks del mouse, los clicks del mouse, los clicks del mouse. Mi celular vibrando de vez en cuando por correos que llegan o por personas que me escriben. El sonido del lapiz al escribir en un cuaderno para ordenar mis ideas haciendo mapas conceptuales. El sonido de los resaltadores al ser destapados. El sonido de abrir un libro. El sonido de las páginas para buscar donde me había quedado. El sonido de la automutilación al pelar mi propia piel por los nervios. El sonido de mi agenda innecesariamente pesada siendo abierta. El sonido del lapicero que escribe en mi agenda. El sonido de las hojas que trato de mantener ordenadas. El sonido del archivador abriéndose y cerrándose. El sonido de los cajones buscando libros o lecturas antiguas. El sonido de mi botella de agua siendo destapada. El sonido de tomar un litro de agua de una. El post-it siendo arrancado. Los marcadores siendo arrancados. Las hojas rompiéndose. Boom, el sonido de la bomba del Atlas Ti. El sonido de una lata de bebida energizante siendo abierta. El sonido del gas. El sonido de una bebida gaseosa siendo vaceada en un vaso. El sonido de los primeros pájaros del día. El sonido de tomar sorbos largos. El sonido de mis dedos sobre el celular escribiendo rápido. Los intercambios de palabras con el novio buscando aliento y motivación. El sonido de mi espejo siendo arrastrado al frente mío para ver mis ojeras (y para sonreír cada vez que veo mi piercing pensando en el próximo). El sonido de mi papelera siendo pateada una y otra vez. El sonido que hago al reposarme en mi cama para dormir una hora, quizás dos, o toda la noche (o mañana). El sonido de la alarma programada. El sonido de mi voz alerta ensayando mi exposición. El sonido de cuando no estoy en mi cuarto. (La ausencia d)el sonido cuando decido olvidarme de la tesis o procrastinarla por unos días. El sonido del sonido. El sonido del esfuerzo excesivo e innecesario. El sonido de lo placentero que es hacer lo que uno ha querido y planeado desde hace tiempo. El sonido del perfeccionismo, de la obsesión. El sonido de la ansiedad y del estrés. El sonido del egocentrismo y narcicismo. El sonido de planear al milímetro mis replicas ante cualquier crítica. El sonido de la persuasión. El sonido de no pensar en el presente. El sonido de no estar en el presente. El sonido de la seguridad y satisfacción. El sonido de la inseguridad y angustia. "La estoy cagando, la estoy cagando, la estoy cagando". Los sonidos internos de mis preocupaciones, pensamientos, rumiaciones. El sonido interno de imaginarme reacciones y situaciones. El sonido de una risa muy ligera, casi imperceptible y cínica. El sonido de la proyección e idealización. El sonido de una tesis. El sonido de algo que sale de mi.