martes, 29 de septiembre de 2015

Tiempo para Lola

He dejado de ser muchas y cosas y me he vuelto muchas cosas. Soy joven aún y me falta mucho por aprender. Pero bueno...el tiempo ha pasado. Aún no tengo la fuerza suficiente como para volver a leer mis post de hace casi 5 años y reírme de mí misma. Cuando sea más adulta, ¿podré hacerlo? Cuando habían pasado 1 año o 2, podía leer una y otra vez esas entradas y escandalizarme. Ahora no quiero hacerlo. Creo que he cambiado demasiado.

Me da pena creer que mientras más conflictuada como adolescente estaba, escribía más. Y eso se puede ver claramente en cada entrada de este blog. Incluso se puede ver que mis últimos post, o en aquellos que yo creo que ya no tenía conflictos conmigo misma ni con alguien más, las entradas eran algo forzadas. No tenía la necesidad de escribir. No tengo la necesidad de escribir en ese sentido. Escribir era una especie de catarsis, una estrategia de resilencia. No hay cabida para el catarsis ni para la resilencia en estos momentos. Y aunque no lo crean, en estos últimos años he escrito más que nunca, pero bajo mi verdadero nombre y bajo el antifaz académico que ahora me caracteriza. Escribo no ficción y lo disfruto tanto como esos "escritores malditos" con ínfulas de sociópatas. O incluso lo disfruto tanto como aquella adolescente de 17 años que probaba el mundo por primera vez.

Mi estilo ha cambiado. No creo en nada. No creo en no creer y creo en creer. Ya no soy atea, soy feminista, ya no sé si soy de izquierda. Ya no soy posera y me dan risa los poseros y los intelectualoides. No creo en los absolutos, pero ya no soy relativista. No soy moderna, pero tampoco posmoderna. He viajado mucho, pero no lo suficiente. He conocido mucha gente, tan distinta entre sí, pero no lo suficiente. Ya no soy adolescente, ya no adolezco. Soy feliz, pero creo que la felicidad esta sobrevalorada y la tristeza subestimada. La mentira ya no es la peor cosa del mundo, ni tampoco la incoherencia. Bueno, quizás sí, pero dentro de ese saco está también la inseguridad y el miedo. He tomado decisiones difíciles, muy difíciles. He estudiado y trabajado a la vez como descocida sin dormir ni comer. Soy una freak del orden y la organización. También me he quedado días enteros en cama viendo películas y series. La salud se ha vuelto algo fundamental dentro de mi vida y a la vez algo muy cuestionable. Soy una consumidora compulsiva, soy una perfeccionista compulsiva, soy paranoica, pero creo en el "no hacer nada" y disfrutar de ello. Puedo hacer doscientas sentadillas seguidas. Me gusta jugar tennis. Ahora prefiero el rimel que el delineador. Hace tiempo que no leo una novela, pero he leído muchos libros de no ficción y académicos. Soy muy autocrítica conmigo misma, pero a la vez soy muy segura de mí misma. Prefiero los jeans que a las leggins. Me encanta usar vestidos. Tengo el cabello corto. Sueño en las noches. Definitivamente quiero tener hijos y creo saber con quién los deseo tener. Creo que las drogas y el alcohol son sobrevalorados. Estoy dispuesta a seguir investigando sobre temas pocos convencionales desde mi discplina. Me enerva estar en un contexto y/o espacio de aprendizaje donde la gente no se cuestiona lo recibido. He vuelto a escuchar música compulsivamente. Evito amanecerme y me despierto todos los días a las 6 de la mañana aunque no tenga trabajo o clase. Ya no soy impuntual. Tengo un cachorro y lo adoro. Estoy dispuesta a sentar cabeza con alguien en específico, y no se trata de la emoción descontrolada de estar en la etapa de enamoramiento, se trata de una decisión que ya ha sido pensada desde hace tiempo con la cabeza y con aquello que se conoce como "corazón". Creo que el Perú es un país de mierda. Creo que este país de mierda no solo lo hacen los conservadores, machistas, anti aborto y fujimoristas; sino aquellos que creen que prohibiendo la "televisión basura" van a cambiar el país, aquellas mujeres feministas y a la vez misóginas, aquellos extremistas poseros, intelectualoides que recaen en la intolerancia. Eso sí, aún no se caminar en tacos y seguire usando botas toda mi vida. Estoy pensando en comprarme zapatillas. Tengo muchos sueños, muchos planes. Y los planes que tenía hace unos años cada vez se están haciendo realidad. Ya no soy tan compentitiva. No busco ser la mejor alumna, ni ganarle a nadie. pero quiero tengo una necesidad de aprovechar cada oportunidad que pueda y ponerme retos a mí misma cada vez que pueda. Quiero darle cabida a las improvisaciones y ser menos masoquista academica y profesionalmente conmigo misma.

En 3 meses iniciará una de las experiencias que desde ahora se que cambiará por completo mi vida. Algo así como un giro ontológico. En retrospectiva, han habido distintos sucesos que han marcado mi vida, pero yo no los esperaba. Este es un suceso que yo espero. No quiero que escribir en este medio sea un acto de resilencia o catarsis. Yo escribo porque siento, y lo he seguido haciendo desde otros medios. Quiero tener tiempo para el tiempo. Quiero tener tiempo para Lola.