domingo, 31 de julio de 2011

Epic Fail


Lola nuevamente acercaba su mano a su boca para continuar con su nueva, pero ya conocida y antigua manía: comerse las uñas. Entraba a esa estúpida red social para ver si se podía bloquear a esa persona con esas punzadas en el pecho que no la dejaban en paz, pero que va, esa era una excusa para ver una vez más su foto... ¿y algo de masoquismo tal vez? La sensación de que estaba repitiendo actos suyos, cólera, angustia, dolor, rencor, desilusión, engaño, mentira... un sentimiento que ya ni tenía nombre.

Cuando veía los cursos de su universidad se le pasaba por su cabeza recuperar la fe que tenía de niña en ese dios que ella mató por pensar tanto. Y no solo por la universidad, sino por esa horrible semana que había pasado, para que no solo exista una pastilla para olvidar, sino algún modo de regresar 8 meses atrás y nunca haber entrado a esa página...

¿Se había convertido en el perro del Hortelano? Quizás. ¿Para qué enamorarse? ¿Y Lola soportaría que él lo haga nuevamente? Obviamente que lo permitiría, ella no es ninguna "loca de mierda". Pero esperen, un momento... ¿y ella qué tiene que estar pensando en él si hay algo más importante de qué ocuparse? Ah sí, recién lo recuerda... ella misma. Así como recuerde ese día que lo vió por ultima vez y que mientras se aguantaba el llanto sentada al frente de su computadora, decidió poner música para calmarse, pero se quebró. Luego de -casi- una sobredosis de pastillas se quedó dormida en su cama escuchando Lady Blue de Bunbury haciendo lo que le dijeron... prefirió estar llorando esa noche con un dolor inmenso que estar de esa manera, toda su vida. Obviamente que se sintió practicamente estúpida haber estado así esa noche, luego de lo que sucedió (descubrió) después. Esa noche fue aun peor.

Desesperada, ansiosa, decidió aplicar la psicomagia según Jodorowky. Agarro una hoja de papel y con un rimel de ojos empezó a escribir el nombre de él, luego abajo de lo que había escrito escribió lo mismo restándole la letra final, luego abajo de eso, escribió lo mismo restándole una letra más ... y asi sucesivamente hasta que quedo consumido en una sola letra. Esa inicial que lo caracterizaba. Su tapa, su sello.

EJEMPLO
EJEMPL
EJEMP
EJEM
EJE
EJ
E

Hizo lo mismo con sus apellidos. Su nombre completo. Dobló el papel en cuatro. Desesperada, mientras se escuchaba la voz chillona de Joanna Newsom, buscó el encededor tan femenino que su hermano le quiso robar en la mañana. Lo cogió y, decidida, subió a la azotea.

El viento era muy fuerte, hacía mucho frío. Prendió el encededor. Carajo. Estaba cagado. Pero si funcionaba de lo mejor en la mañana. Es más, lo probó frente a su hermano. Intentó muchas veces. Nada.

Casi enfadada bajó, desesperada, nuevamente al segundo piso. En el primer cajón que encontró, desesperada, siguió buscando otro encendedor. Encontró uno rojo. Lo probó. ¡Funcionaba! Subió corriendo nuevamente a la azotea. "Ahora sí, por más escéptica que yo pueda ser, ya no mereces un lugar en mi mente, nunca más", pensó. Lo prendió, el papel se empezó a consumir. Ella sonreía y sentía que le pasaba lo mismo a él en su cerebro ingenuo. Hasta que de la nada, el encededor dejó de funcionar. Pausa al show, pausa a la gran victoria. Con furia y llena de rencor, intentaba prender el encededor una y otra vez. De hacerlo con tanta fuerza, la rueda dejó de girar. El encededor se había malogrado. ¡Mierda! Lo golpeaba contra la pared, lo tiró contra el piso llena de rabia. ¡Carajo! Bajó enojada a su cuarto. Buscó en todas sus carteras encededor. No había. Ni uno. "Esta vez tuviste razón con tu estúpida hipótesis que es mejor comprar fósforos a encendores, porque esos siempre se pierden", pensó. Miró el papel consumido una partecita muy pequeña, lo abrió y había un hueco en el medio. Su nombre intacto. "Con que así estamos..."

Se echó en la cama hundiendo su cabeza en la almohada molesta. Todo pasa por algo, recordó. Si esa hoja no se consumió fue por algo. Recordó las palabas de Carmen: "A una edad tan bonita no puedes contaminar tu corazón con sentimientos de dolor y tristeza, pero tampoco llenarte de rencor y rabia. Te envenena el alma". Y las de su madre: "Hayan hecho lo que te hayan hecho, después de todo, tienes que aprender a perdonar en algún momento, si nunca lo haces, jamás podrás estar en paz. Recuerda que cuando desees el mal, te llegará también a ti el mal."

Lola podrá maldecir muchas veces, podrá desearle el mal, pero jamás llegaría a la venganza por más loca que este. Su corazón era muy ingenuo para experimentar ese sucio sentimiento. Los actos son irreversibles, la venganza también. Hay que aprender a vivir con eso. Quizás él la negará muchas veces. Quizás tratará de esconder todo lo relacionado a ella. Quizás cuando le cuenta a alguien sobre lo sucedido, se hará a la víctima nuevamente. Quizás ella también será un objeto más de su pasado oscuro. Quizás sea un trofeo para él. Quizás el jamás se de cuenta de todo el daño que le causó y que causó, en general. Quizás para él, siempre será ella una exagerada. Quizás él siempre tenga la sangre en la cara para decir que no oculta nada. Ella solo esperaba que se aplique lo que él tantas veces le repetía, la justicia divina. Y eso sucederá. Simplemente hay que dejar que las cosas sucedan, pero recordemos todos por más incrédulos, ateos y escépticos que seamos...

Dios tarda, pero nunca olvida.

Ese papel fue tirado a la basura. Ese papel será quemado otro día. Quizás nisiquiera merece ser quemado algún día. Ni merece ser pensado. Ni merece ser escrito.

domingo, 10 de julio de 2011

Pastillas para olvidar

"Tú creaste el diario de un amor patológico que no era amor, de una ilusión, cegado como si fueses un adolescente. Ahora yo crearé un diario, no de un amor, no de una ilusión, sino de una realidad dolorosa, de un olvido, y lo más importante, yo sí soy una adolescente. Ahora, ¿qué olvidaré?"

Irónico. Una de las primeras fotos que puse en la barra derecha decorativa de mi blog fue una foto con la leyenda de "Pastillas para olvidar" ya que recordaba lo que hace unos días A me habia contado en esas eternas conversaciones nocturnas sobre un libro y yo lo escuchaba con estrellas en los ojos. Días después recordé que tenía una foto con una pastilla, la edité y toda orgullosa de mi trabajo se la mostré a él, el que siempre tenía el veredicto final de todo lo que hago, y finalmente lo postée en mi en este espacio.

La vida tiene un ritmo inesperado, pero ya casi escrito. En ese entonces qué iba a imaginar todo lo que pasaría después y cómo estaría el día de hoy. Es algo doloroso de recordar... "jamás imaginé esto", pero a la vez a uno le intimida esa fuerza invisible que tiene la vida. Todo pasa por algo. Mezcla de nostalgia, amargura, rezagos de amor, impulsos y simplemente, como me decía él, todo hecho jirones.

"¿Cómo será tomar pastillas para olvidar?". La curiosidad mata a la gata. En este caso, mató a Lola. Claro que esto no quiere decir que lo hizo conscientemente, como el director que utilizó a su propia pareja para realizar un documental del fin de una relación, de su relación. Todo esto pasó así, porque sí.

Para apaciguar estos espamos y oleadas de dolor, hagamos algo que también hace que me vengan los pensamientos rumiantes: un diario. Hagamos lo que esto desde un inicio debió ser.

Pausa. Play...