martes, 28 de junio de 2011

Pura coincidencia

"Es muy tarde para recordarte, como eramos. Nuestros días de silencio: ahora todo lo veo borroso."

Serendipia. Hace 7 meses me levantaba a las 6 de la mañana como hoy, sonriendo, con mucho que contar a mi amiga. Sonriendo como si hubiese hecho una travesura. Una, muy dulce, travesura. Nos esperabamos como el día anterior, pero eramos demasiado orgullosos para aceptar que nos esperabamos.


Lola se bajó de la combi. Siempre que bajaba de una combi se sentía algo desubicada y se daba una vueltita como un perrito que quiere acomodar y definir su espacio. Se ubicó y volteó a la izquierda. Caminaba y sus ojos estaban estrellados, felizmente andaba con lentes de contacto, pero hubiese sido mejor andar con lentes para que no se note la pequeña laguna que se formaba en sus ojos. Movió la cabeza hacia atrás bruscamente como para tragar esas pequeñas gotas. Le sonaba el estómago. No quería llegar a comer a su casa. No pensaba que volvería tan tempano.

Paro en un carrito de dulces. Una señora que se quedaba dormida y parecía estar con mucho frío era la dueña pero estaba sentada al frente apoyada en la puerta de un restaurante. Las punzadas volvían. Quería comprar algo, pero no sabía como despertarla hasta que la señora abrió los ojos y la vió husmeando entre sus dulces.

-Tengo chocolates, chicles, galletas...- dijo la señora enseñando cada dulce, hasta que la vio a las ojos. Sus ojos eran charcos, lagunas. El maquillaje se le corría poco a poco.
-Ay, señorita, niñas bonitas como usted no deberían estar tristes.- le dijo mientras Lola le señaló un Sublime y le dio un sol, sin hablar. La señora siguió hablando.
-Ay niña, si chicas lindas así como usted lloran, que será de las mujeres. Esos hombres son unos sinvergüenzas.- le dijo con un tono para subirle el ánimo, pero a ella ya se le había escapado una lágrima seguía viendo los chocolates fijamente. Un chico se acercaba.
-Vamos, señorita, no llore, que de seguro ese desgraciado no merece sus lágrimas.- le dijo enseñando los dientes sucios, pero a la vez una sonrisa con tantas buenas intenciones. Lola finalmente sonrió secándose la lágrima que se escapó.
-Un galletas integrales, por favor.- dijo el chico que había llegado hace unos segundos. Lola salió del trance en que se encontraba. Pasajera en tránsito perfecto. Bocinas de los carros de la Brasil. La señora le sonrió como si fuese una cómplice y le regaló un caramelo de manjar blanco. Ella moría por esos caramelos cuando era pequeña. ¿Y ahora qué era? ¿No seguía siendo "pequeña"?
-Gracias...- dijo Lola susurrando suavemente y desapareciendo mientras hacia sonar sus botas extrañamente limpias.

Volteó una vez más a ver a la señora, ella y el chico la miraban fijamente. Sintió que su cara le empezó a quemar y volteó bruscamente. Empezó a caminar por la gran pared blanca, nunca se había sentido tan sola, tan desilusionada.

Llegó a su casa con miedo, no quería que le abra su madre. Toco el timbre. Se demoraban. Abrieron la puerta y ella desesperada se secó las últimas lágrimas.

-¡Muñeca!- dijo su mamá alegremente como siempre la recibía, aunque con un tono algo extrañado esta vez.
Lola no dijo nada, solo le sonrió y enseñó esos ojos con el maquillaje corrido.
-¿Qué tal te fue?
-Bien- dijo Lola secamente.
-¿Por qué tan temprano? Pensaba que hoy tocaba tu curso Al...- comenzo a decir su mamá mirándola extrañada. Lola la cortó.
-No, hoy no pudo. No me llamo y creo que tiene cosas más importantes que hacer.- dijo Lola entrando si mirarla.
-Por eso regresaste temprano... por eso te fuiste temprano de la casa de tu amiga. Pensabas que lo ibas a ver, ¿verdad?- le dijo como si le estuviera restregando algo en la cara. Lola se quedó callada mientras subía las escaleras. Detestaba que le tengan pena.
-Ay, hija, cuándo te darás cuenta...- sus últimas palabras. Como si fueran para Lola, pero diciéndoselas a sí misma.

7 meses después. Me levanto a la misma hora que ese día. Miro mi reloj. Veo mis mensajes. Llamo, descolgado. Hundo mi cabeza en la almohada, lista para mi horrible manía...

jueves, 16 de junio de 2011

Todo lo que hay

Camino lento, lo que soy se va descosiendo.

Cuando el cielo te torna gris
Las luces no entienden qué hora es.
Sentir así no es la cuestión
No distingo el corazón de la razón
Todo ilusión.

Quiero escapar
Gris es todo lo que hay
Quiero escapar
Gris es todo

Siempre hay cosas para hacer
Pero hoy todas me aburren
No distingo el corazón de la razón
Todo ilusión

Quiero escapar
Gris es todo lo que hay
Quiero escapar

Gris es todo.

domingo, 12 de junio de 2011

Mentirosa soy yo


A Arlene y Carmen.

A veces la verdad es más mágica aun. Quizás no un cuento de hadas, pero tiene su encanto. Nuestro tema en nuestro próximo encuentro será sobre la 'eternidad' de las cosas. A veces gris es todo lo que hay. A veces colores es todo lo que hay. A veces no sé si nuestro paseo en el Centro del lunes sea lo mejor, sea lo que vale. Quizás dibujar a Mickey con letras no sería lo mejor... Lo único que se es que uno es compañía; dos, una muchedumbre; y tres, una fiesta. Saludos a Fabián y a Piripitifláutica.

viernes, 10 de junio de 2011

No es un cuento de hadas

A Carmen.

Había una vez un humano que fornicaba. Sí, sexo. Uno de los grandes placeres de la vida. Un chico, un enamorado, una chica, una novia, dos chicas, tres chicas, putas. A veces rico, a veces insípido, amargo, emocionante, orgásmico, fugaz, rápido, lento, aburrido, rutinario, muchas veces, a cada rato, placentero, cautelosamente, sin cuidado. Este humano fornicaba.

Había, a su vez, otro humano que también fornicaba. Sí, sexo. Uno de los grandes placeres de la vida. Un chico, un enamorado, una chica, una novia, dos chicas, tres chicas, putas. A veces rico, a veces insípido, amargo, emocionante, orgásmico, fugaz, rápido, lento, aburrido, rutinario, muchas veces, a cada rato, placentero, cautelosamente, sin cuidado. Este humano fornicaba.

Un día, o quizás al día siguiente, estos dos humanos se conocieron y no fornicaron, no. Hicieron el amor. Magia. Magia extraña.

Mortal inmortal

"El día que probamos el mundo."

¿Te has dado cuenta que sabes más que gente mayor que tú? ¿Te has dado cuenta que sabes más cosas que los adultos? ¿Te has dado cuenta que crees saber todo? Imagínate que demuestres saber todo sin decirlo y un adulto te escucha. ¿Te sientes con esos aires de gloria cuando ves que alguien sabe el mismo tema que tú, pero secretamente te burlas porque sabes que cuando ellos tenían tu edad, no tenían ni la más mínima idea? Tu edad es la cereza al final de una tartaleta: eres fuera de lo común y no tienes comparación con nadie. Tu edad es la que a todos impresiona. Primero habla y luego di tu edad. Dejarás más allá que bocas abiertas y corazones enllamados.
¿Te has dado cuenta que todo es nuevo para ti? ¿Te has dado cuenta que empiezas a tener un espíritu cuasi minimalista y aprendes a disfrutar casi todos los detalles de la vida? Todo es una aventura, todo se vive para contar. Porque las verdaderas historias que se escuchan, solo les suceden a quienes la van a contar. No busques lo emocionante, porque al final uno sale perdiendo y lo peor de todo es saber perder y arrepentirse de lo que has hecho alguna vez en tu vida.
¿Por qué eres tan rebelde? Un verdadero rebelde, si desea su independencia, lo hace sin titubear. No seas adolescente, sé tu mismo, vive tu edad y que te adolezca, que te duela. Sensibilízate que luego la realidad te va a hacer poner los pies en la tierra y tener la crudeza de una carne de mercado. Uno cree ser realista a esta edad, pero esa capacidad de soñar solo lo tienes a esta edad.
Eres joven y tu crees que serás único que vivirá para siempre. Pues yo también lo creo y él también.

La adolescencia y juventud es la pequeña travesía y odisea donde crees que el mundo es un escenario y tu eres el protagonista y que puedes cambiar todas las cosas. Decimos ser realistas y conocer todo, pero en realidad no sabemos nada, pero ¿acaso alguien sabe todo?. En vez de decir que sabemos todo, deberíamos vivir y experimentar porque así, uno empieza a saber un poco de todo. No olvides estos años. Porque esta etapa estuvo hecha para contarla. Sé un mortal inmortal, al menos por un par de años.

miércoles, 8 de junio de 2011

Claridad

"Everything is clear in my mind" - John Lennon

¿Alguna vez se han sentido como si hubiesen descubierta la cura a la mortalidad? Cuando encuentro algo trascendental, me siento como si hubiese encontrado a mi verdadero padrino: el volcán Vesubio. Asumo la actitud volcánica, no explosiva de rechinar los dientes y cerrar los ojos fuertemente, no, no. Sino la simple actitud de sentirse con pólvora en la boca, como si hubiese acariciado demasiado un círculo, y este se volvió vicioso.

Es ese momento donde todo tiene sentido. Donde ya no ha cabos sueltos, sino solo por completar. Donde todo tiene explicación. Donde no hay respuestas ni preguntas. Donde el círculo aún no se completa y te gusta que este incompleto, porque ya entiendes por qué anda incompleto. No sé si volvió el don de la ubicuidad. Fue Pura Coincidencia y algo más. Fue quizás lo que necesitaba y se hizo esperar. Fue quizás esas fuerzas que me hacían falta. ¿Fuerzas? No, más alla de fuerzas, una respuesta más alla de precisa y objetiva, CLARA. Aveces tu buscas un SÍ o un NO, pero hay mejores respuestas que una afirmación y una negación. Aveces uno busca el por qué objetivo, pero hay mejores metáforas de los porqués. Tengo ganas de escribir, gritar, bailar, porque ya entiendo todo, eso explica todo, porque ví más allá de lo visible y decidí ser una mortal inmortal. Amén.

A veces pienso que mi vocación esta en la interpretación y la omnipresencia.
Estoy en el hoyo.
Pero, hay un hoyo aun más profundo.

"Todo está consumado" - JC.

sábado, 4 de junio de 2011

Un hoyo en el pasto

¿Cuándo dejaré de seguir cagando este blog? (Lo sigo haciendo ahora escribiendo de esto, pero es que lamentablemente, me considero incapaz de escribir cosas sanas y lógicas sin subjetividades)

-Ya no escribes, ¿no?- preguntó C.
-Yo nunca escribí. Mi blog es una mierda. Más que nunca, está en el hoyo.- le respondió Lola.
-¿Por qué?
-Tengo tantas ideas en mi cabeza, podría escribir tan bien, de tantas cosas y muy cuerda, en verdad. Estoy en una etapa caótica, anárquica e incoherente. Cuando empiece a recuperar mi don de la ubicuidad quizás empiece a escribir con "b" grande. No grande de tamaño, ni tampoco de extensión, simplemente grande cuando sea grande. Quiero escribir con ritmo, quizás para que me lean, pero ya quiero dejar de lado estas subjetividades y el involucramiento demás.-le respondió Lola aturdida por la media arimética.

C. la miraba con lástima, horas antes le había preguntado sobre "el otro tema". El golpe de Estado, la gran depresión. Lola sonrie para una foto, esa sonrisa que se le escapa como se le escapa cualquier cosa de las manos, dedos de mantequilla.
-¿Te ha afectado mucho, verdad?
-Estoy cagada, en el hoyo, ya te dije.

Silencio. Ella leía. "¡Ay carajo!". Olor a acetona de fresa. Moda, mediana, y es que el último menos el primero entre dos es la fórmula.
-No puedo creer que me afecte tanto, aveces pienso. Ya tengo vergüenza adelantada, si es que eso existe. Se que en unos años me parecerá estúpido toda esta actitud que estoy asumiendo. Es más, lo sé desde ahora. ¿Sabes qué es lo peor? Que yo siempre sé cuando hago mal y es horrible sentir la impotencia de saber que estás haciendo mal, pero es incontrolable. En esos momentos me doy cuenta de lo inmortal que uno puede llegar a ser.-le dijo Lola cerrando el libro y mirando cómo el esmalte morado se resbalaba poco a poco en sus dedos.
-Hom...
-No, ellos no. Humanos. Somos humanos. Tan inmortales. Tan sensibles, tan impulsivos, tan animales, tan idiotas, tan manipuladores, tan maquiavélicos, tan ingenuos, tan astutos. Todo en uno.-dijo Lola al borde. Bordeline.
-Pucha, Lo...
-A veces no sé si soy paranoica o psicópata. ¿Sabes cuál es la diferencia? Que el paranoico cree que todo está en su contra y el psicópata lo sabe.-dijo Lola ya en la vereda con dragones.
-Ahora sí. A veces hablas como si estuvieses escribiendo.-dijo cada vez más extrañada C.
-Es lo que está reprimido. Hay algo que me impide. No, algo no. Son tantas cosas pero que se resumen en una. Mierda, no sé qué hacer.
-Tranquila, tiempo, ya sabes, lo sabes.- dijo C. con esa mirada tan pacífica que inspiraba a que Lola se calle y se quede mirando a la nada.
-Lo irónico, es que...disfruto estar en este estado, a la vez me avergüenza, pero a la vez no. Siento que me estoy reconstruyendo, a la par que me deshago. Quizás lo que me avergüenza, en el futuro, es decir que estuve así por una de las razones más cursis y clichés de la vida. Pero quizás los Beatles tuvieron razón, quizás todos tienen razón. Ese es el sentimiento, el que mueve masas. Me gustaría verlo así todo el tiempo, y no verlo con los ojos de la chica corazón de hierro. No soy Bismarck. Pero quizás ésta si sea mi unificación. Creo que me estoy volviendo esquizofrénica.-dijo Lola. ¿Lola? ¿Ah?

Alarmas de iPod sincronizadas. Sonidos de papeles arrugándose. Risas de jóvenes despreocupados. Nuevamente la chica con esas botas de las cuales Lola se había enamorado. La misma frase de siempre cuando la veía, mejor dicho, a las botas.
-Bueno, ahora toca la clase para dormirse.- dijo uno de ellos.
-Qué dices, es lo máximo esa tipa. Pastrulasa, pero genial.- dijo Lola defendiendo a su profesora de Literatura.
-Te tienes que fumar uno para ir a su clase.- dijo otro riéndose.
-No, dos.-dijo otro para aumentar el estribillo de las risas.

"¿Cuál será mi padrino apu? En Lima no hay montañas que nos apadrinen. Quizás el apu que decidió apadrinarme está buscándome y muy accidentando. Así sucede. Quizás está invadido por muchas personas esquizofrénicas."