sábado, 24 de mayo de 2014

Lo veo en todos lados


Lo siento tanto, en verdad. Siento que estoy cayendo en lo que siempre he detestado en todos mis profesores. Pero es que hoy me di cuenta en verdad que he regresionado a mis amores platónicos. Fui al cine a ver una película X en cartelera y uno de los personajes se parecía a él, según yo. Últimamente cualquier hombre que esté en sus sesentas probablemente se parezca a él. ¿Qué chucha me sucede, en serio? Recuerdo haber estado enamorada casi toda mi infancia y adolescencia de Paul McCartney y de ahi nadie más volvio a robarme un suspiro, pero ahora siendo una joven, adolescente mayor, adulta (llámenlo como quieran, esas categorías psicobiológicas nunca me convencieron), cada vez que escucho, veo, leo a este hombre, me roba un suspiro intelectual. Es un idiota a veces, pero también es brillante, muy brillante.

Odiénme, por favor. Mátenme. Me ha robado el corazón. O quizás deba decir...¿el cerebro? No quiero perder mi objetividad jamás de los jamases. 

Esta debe ser la reseña más superficial y subjetiva que se ha escrito de él. Para nada parcializada.