Me estoy perdiendo. No quiero hacerlo sola. O tal vez sí. Da igual.
Como otros días, debería estar leyendo. Siempre las ganas de escribir vienen en el momento más inoportuno. Qué otro momento pudo haber sido más inoportuno que este: Pascua, La Iliada, controles, miedo.
Estoy llena de paradojas en mi mente. Nunca sé lo que quiero y nadie me entiende. Tal vez si sentiría que alguien me entiende, ahí ya sabría qué es lo que quiero. ¿Dependo de alguien? No, simplemente me incomoda el hecho de que me incomode molestar a alguien o que me molesten. Comentarios, frases, acciones. Para causar menos nudos a la gente que trata de entenderme o se desespera al tratar de entenderme, he decidido que todo lo fundamentaré con una sola frase: estoy loca.
Estoy loca, ¿los locos se entenderán entre ellos? No lo sé. Siento que estoy desaprendiendo todo. Había aprendido que todo es mejor sin complicaciones, sin locuras, sin jugar con fuego. Extrañamente, hoy me la pasé viendo entrevistas prohibidas y me pregunté muchas cosas nuevamente. Quiero jugar con palabras de nuevo. No quiero palabras vacías. Quiero palabras. He nacido para depender del tacto y del lenguaje. Y tal como dependo del lenguaje, quiero que sean palabras exquisitas. Y tal como dependo del tacto, soy una persona demasiado sexual. Quiero silencios cómodos. Quiero un café por la tarde y un cigarro. Quiero una historia para contar y que sea contada.
Tal vez mis deseos ardidos están siendo atascados y por eso siento que desaprendo todo. Quiero esos pequeños placeres, tan pequeños y simples, pero que solo los encuentras en pocas personas. Los quiero tanto, que siento quererlos a toda costa. No importa que me termine quemando. Pero, no. No quiero salir quemada. ¿O tal vez, ya no me importe tanto? ... ¿lo ven? Estoy loca.
Hace unos meses decidí inconscientemente, alejarme de todo. No quiero compromisos con nadie. Simplemente decidí hacer lo que se me daba la reverenda gana. Si quiero ver a alguien, la veo, si no quiero, no lo hago. Así de simple. Me llega al clítoris que a veces la gente sea tan frívola y tan alienada. Me llega al útero que la gente haya tergiversado tanto lo que es estar loco, dígase de extraversión o persona que intenta forzosamente ser "fuera de lo común". Creo -repito- que me vuelvo misántropa cada día que pasa. Soy feliz haciendo lo que se me da la gana, odio a los humanos. A absolutamente todos, por ahora. Inclusive puede que a momentos me odie a mi misma por esto.
"A veces me dan ganas, en momentos así, que alguien venga, no importa quién y me diga: 'hay que perdernos'."
Me olvidé decir que con esa persona haría juegos de palabras infinitas. Solo a un loco le gustaría eso. Loco bueno. Todo cambia. Quizás se nos vaya lo de 'locos' y nos quedemos simplemente con lo de 'bueno'.
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