sábado, 7 de enero de 2017

La ausencia de nieve

Uskomaton

Por el frío incomensurable. Por haberme recibido con -30 grados. Por ser un punto negro entre tantas cabezas rubias o blancas. Por las capas de ropa. Por el placer de sentir calor dentro de una casa luego de un día en la calle. Por los borrachos de la calle. Por lo caro que es todo. Por mis días comiendo solo avena con frutos del bosque. Por mis nuevas frutas favoritas: el raspberry, blueberry y cloudberry. Por el vaso de leche de los almuerzos. Por las noches que podía ver cayendo la nieve. Por ser hermosamente deprimente en invierno. Por los laberintos hechos bosques blancos. Por esos momentos que me quedaba parada escuchando conversaciones en finés sin entender nada. Por los pisos de hielo resbalosos. Por esas noches que yo me sorprendía a mi misma por estar regresando completamente sola a mi casa luego de una fiesta a las 4 de la mañana. Por dejarme ver la aurora boreal. Por dejarme bañar en el río en pleno invierno. Por los saunas. Por las noches jazzeras. Por correr al lado del río Aura en plena madrugada sin temor a que piensen que estoy loca. Por las noches infinitas de invierno. Por los días infinitos que confundían mi cerebro y hacían que me duerma todos los días a medianoche. Por los bosques más bellos, blancos en invierno y verdes en verano. Por dejarme ver cielos en toda la gama de colores. Por acogerme y hacerme saber que parte de mi es (y quizás siempre fue) finesa. Por el sol de medianoche. Por las pequeñas multitudes. Porque he mutado. Por permitirme estar cerca de quien amo. Kiitos, Suomi.