domingo, 30 de diciembre de 2012

En verano hará frío.


No más flores amarillas. No más sol escandalosamente amarillo. No más piel bronceada. No más ver mis botas con lástima y no poder ponérmelas por el calor infernal. No más sauna urbana. No más dramas, no más problemas.

El invierno me espera, el invierno me espera. El sosiego me espera, la tranquilidad también. ¿Felicidad? Sería muy esencialista para decir que me espera, ya que lo encasillaría solo en algo para mí. Sin embargo, me temo que al escribir esto, estoy con una sonrisa en mi cara. Sí, tal vez me esperas.

Lola, serás bienvenida de vuelta al gran parque de diversiones.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Una y otra vez

Si pienso todo el día en otras cosas, ¿por qué algo que no he pensado en meses, años está en mi cabeza? Y no como pensamiento, sino como sueños. 

Supuestamente los sueños son espejismos de nuestra propia realidad o generalmente soñamos con lo último que hemos estado pensando antes de acostarnos o algo relacionado a lo que nos ha sucedido durante el día. Pero, si no he estado pensando en eso últimamente, ni mucho menos sucedió algo que me haga pensar en eso, ¿qué pasó con mi mente? ¿Serendipias? ¿Le haré caso?

Todo pasa por algo, recuerda.

sábado, 8 de diciembre de 2012

You can't hold me down

Adelaide no es, pero la letra y la canción, sí.

I should pray for Adelaide
But she wouldn't win this figh
tBlack and blue dear Adelaide
So many scars to hide

Waving my hands
You don't break
You don't understand
Lie to my face
Run away
You're just that kind of man

Every moment I surrender
Such a waste of love
You can't hold me down boy
Tell me what the hell you want
And I don't wanna cry about it
I don't wanna fight about it
I just gotta let go, I just gotta let go
I don't wanna cry about it
I don't wanna fight about it
I just gotta let you go

I should pray for Adelaide
But she don't hear a goddamn word that I say
Oh, I'm so ashamed of Adelaide
How do you justify every moment he takes
Waving my hands
You don't break
You don't understand
Lie to my face
Run away
You're just that kind of man

Every moment I surrender
Such a waste of love
You can't hold me down boy
Tell me what the hell you want
And I don't wanna cry about it
I don't wanna fight about it
I just gotta let go, I just gotta let go
I don't wanna cry about it
I don't wanna fight about it
I just gotta let you go

And I'm buried in the silence
My eyes are closed
Got me like a spider
Trapped in your...

You can't hold me down boy, you can't hold me down.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Desapareciste

Me doy vergüenza. Me he dado cuenta que extraño y que aun sigo queriendo a alguien ya no existe, que murió el jueves. Sigo queriendo a alguien que me demostró por un momento que me quería y que quería hacerme feliz. Pero esa persona ya no está, se fue. ¿A dónde? No lo sé. Lo que sí sé es que hoy, a las diez de la mañana estaba al lado de una persona tan fría, tan estrecha de mente, tan cruel y tan estúpida.
Son los mismos ojos dormilones, la misma ausencia de nariz y esos rulos que me matan, pero ahora de su boca no salen más que cuchillos o balas. Pareciera como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros, pareciera como si yo hubiera hecho algo tan malo para merecer todo esto. Pareciera como si yo nunca le hubiera hecho ver el mundo de otra forma y simplemente fingió hacerlo para complacerme, y se cansó de fingir
.
Recuerdo que días anteriores a que desaparezca el chico que yo quise, hablábamos sobre viajes en el tiempo. Recuerdo que le encantaba la física y me trataba de explicar varios teorías pero que por el momento era imposible realizar algo así. Pareciera como si ese chico que yo conocí en un inicio, que era tonto, inmaduro, que no veía más allá de la realidad viajo en el tiempo y llegó el viernes. Y de un momento a otro volvía a cometer los mismos errores que antes, la inseguridad lo carcomió como antes, y pues por eso no sé si ese chico ha viajado al futuro o es que simplemente su reloj interno de experiencia y cosas aprendidas empezó a girar en reversa. Lo último me hace sentir que todo lo que viví, aguanté, soporté, besé, hablé fue en vano
.
Cuando vi que se tapaba los oídos, lo vi a él de niño. Cuando veía que me miraba volteando los ojos y sin querer escucharme veía a ese niño que detestaba que le recalquen las cosas malas que hace. Recuerdo que él me contaba que cuando éramos amigos y yo le decía algo que no le gustaba, cerraba la laptop. Pues, ha vuelto ese niño. Yo me enamoré de ese niño porque creí en él, creí que había alguien más atrapado dentro de esa imagen y descubrí a una persona maravillosa. Ahora pienso que solo fueron espejismos.

Ese niño regresó e hizo lo que se venía en gana. Dicen que las personas más crueles y con menos tino son los niños. Este niño reconoce que hace todo eso y no le importa, total "ya acabó". No se trata que acabó, ya que actúa como si nunca me hubiera querido, como si nunca hubiera mejorado, como si nunca hubiera madurado aunque sea un poco. Egoísmo y egocentrismo en su máxima expresión y a él no le importa, porque total, según él, el hecho de no estar comprometido con alguien no le exige nada a su personalidad. Las incoherencias vienen y van, los actos crueles e hirientes también, y el no entiende qué es lo que hace de malo, y si hizo algo de malo pues ya no le debería afectar a nadie según él.

Vi al mediodía a alguien del cual yo no estoy enamorada. Me duele tanto que la persona que si amaba e incluso amo aún simplemente se fue, como él decía, al Tártaro. No sé quién es ese chico de los ojos dormilones, no sé quién es. Solo sé que es un niño cruel, egoísta y engreído, a quien no le importa nadie ni nada; y se esconde del compromiso a los demás con la excusa de que su personalidad hace mucho daño y merece estar solo. Pues, entonces, eso no solo es ser niño, es ser un idiota, un mediocre. Todos somos inmaduros en ciertos aspectos, así como todos somos ignorantes en ciertos aspectos, pero no todos hemos nacido con una mente tan deficiente y estrecha como la de él o mejor dicho con la incapacidad de querer mejorar, de salir de una segunda dimensión y ver más allá de lo literal.

Luego de haber llevado un curso de lingüistica, podría decir que su deficiencia es un problema de lenguaje aunque no parezca, un gran problema de pragmática en donde para él no existe la implicatura ni lo implicado. Todo tiene que ser literal, y no solo eso, se tiene que repetir muchas veces. Son problemas del receptor y su saber del mundo, y quizás, sus faltas de ganas de querer entender. Simplemente no se puede hablar con él de algo que trascienda ligeramente lo banal o superficial, su mente se aturde y se abruma. En conclusión es problema de pragmática y también de no haber acostumbrado a la mente a pensar.

Me siento como Lux despertando en el campo de fútbol después de haber tenido relaciones con el pendejísimo e inmaduro Trip Fontaine. Lux despertando al día siguiente, sola, confundida, triste y él simplemente ya no está. Pero descuiden, la justicia divina existe, y peor aún, el arrepentimiento. "Y por más que me maten 1000 veces, yo volveré a nacer" y cada vez más fuerte.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Hipercubo


Recuerdo cuando escuchaba "Reforma" dando vueltas sonriendo.

Son las hojas que escribí ayer
El lenguaje que quedo en tu piel
Fue la tinta a toda intención
De dejarte lo que soy

Y poco a poco,
Cambio mi ocio
Cuando veo ya no estás
Y hasta me quedé hasta el final

Y me creí tan especial
Qué ingenua, mi torpeza
Y me sentí, tan esencial
Qué ingenua, mi vergüenza
Me olvidaste, por mi parte
Qué mediocre…

Me encanta escucharte hablar
Qué elegancia hacerte sentir mal
Solo quiero que quisieras hoy
Demostrarte lo que soy

Y poco a poco,
Cambio mi odio
No quisiste algo más
Y me quedé hasta el final

Y me creí tan especial
Que ingenua, mi torpeza
Y me sentí, tan esencial
Qué ingenua, mi torpeza
Me olvidaste, por mi parte
Qué mediocre…

domingo, 2 de diciembre de 2012

Orgullo perdido


Lady Blue.

Extraño esos ojos dormilones. Extraño la bemba pequeña. Extraño la ausencia de nariz. Extraño los rulos romanos. Extraño tus colores en tu ropa y la camiseta del Boca. Extraño verte llegar moviendo los hombros y caminando de lado a lado. Extraño tu voz en las mañanas, tus “Buenos días”. Extraño cómo te quedabas dormido mientras hablábamos por teléfono en las noches y yo decía mis monólogos existenciales. Extraño nuestro verano que pensaba que se iba a repetir pero ya no. Extraño estar echada contigo en el pasto, riéndonos, hablando. Extraño estar echada contigo en nuestra manta. Extraño que tú lleves tu comida y yo la mía, e intercambiarlas como niños que intercambian sus loncheras. Extraño estar contigo en clases, comentarlas y reírnos de todos (qué rajones éramos). Extraño estudiar contigo, entre chanchadas, bromas, besos discusiones, para luego ver nuestras buenas notas, que el secreto para sacarnos buenas notas somos nosotros juntos. Extraño nuestro blog que dejamos abandonado y que tú mismo propusiste hacerlo. Extraño que me cantes las canciones de Calle 13 al oído. Extraño escuchar a Cocorosie, Sufjan Stevens, The Beatles echados en tu cama. Extraño tu colchita de Star Wars. Extraño ver Stumbleupon y todos los programas de concursos en Youtube. Extraño nuestras curiosidades compartidas, nuestros diálogos dignos de hacer un libro al estilo de Platón. Extraño ver cómo cada día que pasaba aprendías algo nuevo, cambiabas para ti y eras mejor persona. Extraño ver tu cara de falsa modestia cuando te sacabas un 20. Extraño ponerme picona cuando yo me saco un punto menos que tú. Extraño la sensación de felicidad que sentí cuando me dijiste que sacaste 20 en Arqueología, te juro que jamás me sentí tan feliz por alguien más. Extraño que te coles a mis clases de Realidad Social, a pesar que eran muy tarde. Extraño que me alientes por un curso que me va mal, como lo hacías en Filosofía Moderna, no sabes cuánto valían tus palabras. Extraño el cambio radical que sentí en ti en el tercer ciclo y que nunca había sentido tanto cariño desde una persona. Extraño cómo te preocupabas por mí cuando hacía trabajos hasta tarde o estudiaba y tú te quedabas acompañándome. Extraño nuestros planes sobre nuestro viaje a Cusco. Extraño tomarme fotos contigo, muchas, muchas fotos. Extraño que cuando cometías un error antes, me tratabas de escuchar y comprender al máximo. Extraño ver tu carita de desconcertado de hacer todo tu esfuerzo por entenderme y ver cómo te costaba, pero lo hacías igual. Extraño cuando te salían lágrimas de impotencia cuando no me entendías y me veías mal. Extraño que a veces tus abrazos y tus besos, valían mucho más que unas palabras para hacerme sentir mejor. Extraño comer menú al frente de la universidad contigo y quedarnos hablando por horas hasta que la gente llegaba a chupar. Extraño morderte los dedos y el hombro hasta que me des cabezazos  Extraño que siempre tengas la mano en los pectorales protegiéndote de mí. Extraño cuando te fijabas en mi ropa y decías "bobitos". Extraño esa vez que fuimos a comprar nuestras mochilas. Extraño cuando te metías en el bolsillo nuestros celulares y movías la pierna. Extraño cuando probabas el refresco para saber si era el que me gustaba. Extraño ir a comprar libros para ti y demorarme horas escogiendo el indicado. Extraño ir a Starbucks contigo, extraño ese día que fuiste por primera vez y la cara de placer cuando probaste el Frapuccino de fresa. Extraño que me acompañes a mi casa y estar abrazados en el carro. Extraño ir a Quilca contigo y comprar libros de a sol. Extraño nuestro Quilca de las comidas (como tú lo bautizaste). Extraño ir a San Marcos y simplemente caminar en el caos de la gente. Extraño agarrarme de tu brazo por más que a veces pensaba que era una especie de sumisión, pero lo hacía por inercia. Extraño el diofhosdihfbuffetiohfohifdg. Extraño ese día que terminamos tan llenos que vomitaste. Extraño ver como a ti te gusta todo lo que a mí me gusta. Extraño que me hables de atletismo, de la videna, del vale todo, del tae kwon do (tengo que admitir que ese es mi tema favorito), de Usain Bolt. Te extraño a ti, mi crítico de fútbol. Extraño verte jugar fútbol a pesar del miedo que sentía que me caiga la pelota. Extraño ver ganar a tu equipo. Extraño verte con ese uniforme granate. Extraño nuestras vueltitas de salsa que hacíamos en plena calle. Extraño cuando te enseñaba a bailar en tu cuarto. Extraño el día que fuimos a tu azotea en verano, tomamos vino y bailamos en pleno atardecer. Extraño cuánto te gustaban mis fotos, y cómo las analizabas. Extraño cómo te fijabas en cada detalle mío. Extraño cómo me echabas la culpa de la muerte de Spinetta, luego de que tú y yo abusáramos auditivamente de él. Extraño cómo combinábamos nuestros himnos: Brindo, Cuentos Modernos, Una nueva historia violenta, Cementerio Club. ¿Y te acuerdas de las antiguas? Tabaco y Chanel, La vuelta al mundo, Muerte en Hawaii, El hombre que no podía dejar de masturbarse, Guerras perdidas, My Little Girl, Mr. Curiosity, mi novio Gremlin. Extraño que absolutamente con todas esas canciones hemos hecho el amor y de maneras muy lindas. A veces pienso que escuchar Lady Blue tantas veces hace unos días, fue una especie de augurio. Extraño ver tu sed de saber más de ciencias, de física, de astronomía, de historia, de películas, de música. Extraño como compartías conmigo cada cosita nueva que aprendías. Extraño que los días que te ibas dando cuenta de los errores que cometías yo estaba a tu lado abrazándote. Extraño lo mucho que me hacías reír con tus frases, y que me aguantaba reírme con tus chistes monses. Extraño comprar una Dominator, ir a PHD, y todos nuestros excesos que me hicieron subir tantos kilos que ahora estoy perdiendo poco a poco. Extraño que lleves todas las mañanas un pan de emolientero porque sabes que nunca desayuno. Extraño bailar contigo latin pop en un quinceañero. Extraño verte con terno y yo con vestido y tacos. Extraño ver tu fondo de pantalla con mi nombre. Extraño que me exijas cantar. Extraño ver tu iTunes lleno de mis canciones. Extraño nuestro único viaje que hicimos a Ica. Extraño tu comprensión cuando me ponía a pensar en estupideces y decía estupideces. Extraño la manera como me tocabas, como me hacías llegar. Extraño la manera como me besabas, nunca faltaba un mordisco. Extraño tu olor, tu perfume que tenía tu esencia. Extraño que me hables de mitología griega. Extraño sorprenderme con lo mucho que sabías en ciertos temas. Extraño que me digas todos esos nombrecitos con los que me bautizaste. Extraño nuestro mundo ñamístico que creamos, ¿dónde quedó? Extraño que mandes todo al tártaro, ¿ahora qué hay en el tártaro? Extraño tu risa descontrolada cuando te hacía cosquillas o cuando veíamos algo gracioso en internet, la última vez que la escuché fue el jueves. Extraño que soportes mis pataletas en Estadística cuando no entendía. Extraño ver nuestra foto en mi celular. Extraño la pulsera morada que te compré en Trujillo. Extraño los tallarines que hacían en tu casa. Extraño cuánto extrañabas tu tortilla de tallarín. Extraño tu hombro derecho. Extraño agarrar tu mano. Extraño tus abrazos tan seguros. Extraño como me mordías los cachetes. Extraño lo mucho que te encantaba jugar con mi pelo. Extraño que te pongas todo provocador y salvaje por msn, celular o en persona. Extraño que seamos buenos clientes en Wong. Extraño planear nuestros horarios y estresarnos juntos. Extraño comprar contigo los dulces baratos que venden afuera de la universidad. Extraño amanecerme contigo haciendo trabajos. Extraño caminar largas rutas contigo. Extraño el Cocharcas y el Huandoy. Extraño salir contigo a la primera hora de Estadística para irnos a tomar yogurt, comer helados o una ensalada en Mundo Light. Extraño acumular los 10 tickets para Elos contigo. Extraño tu daltonismo. Extraño tu mirada de costado y que luego te dolían los ojos. Extraño ver películas contigo en tu laptop. Extraño ese día que no querías comprar Raspadillas por rochoso. Extraño que me digas que yo también lo era, porque es verdad. Extraño que me digas que celebre tus gracias. Extraño lo tragón que eras. Extraño que te despidas de mí como un vaquero. Extraño ver cómo te alejabas en una bicicleta. Extraño nuestras conversaciones por webcam. Extraño cómo rajábamos de los enanos (tú sabes, esos seres). Extraño cómo admirabas mi extrema puntualidad, pero aprendí a serlo contigo. Extraño tu daltonismo. Extraño tu TDAH. Extraño tu hipermetropía. Extraño esas noches que veíamos el cielo y cómo las nubes se movían tan rápido y las estrellas brillaban tanto. Extraño nuestra accidentada primera vez. Extraño nuestro mundo lleno de memes. Extraño nuestras miradas coquetas en Estadística (con Osorio), no nos conocíamos pero no mirábamos. Extraño cuando te proyectabas conmigo idealistamente. Extraño acabarme el saldo de mis mensajes contigo. Extraño escupirte agua del bebedero. Extraño esas escasas veces que dijiste que era perfecta. Extraño cuando me decías hermosa. Extraño que quieras ser mejor para mí. Extraño que quieras demostrar que me quieres por más que no puedes. Extraño que hagas cosas por mí. Extraño que me quieras sinceramente y que me digas que nunca lo dejarás de hacer. Extraño que si bien estás en un proceso de cambios y confusión, en lo único que te veía seguro era conmigo. Extraño cuántas cosas planeamos juntos, lo mucho que luchamos por los dos y ahora eso desapareció. Extraño tu analogía del edificio por construirse: lo peor de todo es que no lo destruiste piso por piso, sino trajiste un demoledor y listo.

Quizás tu no extrañes nada de mí, ni nada de esto. Tal vez tu universo, nunca fue el mismo que el mío.

¿Qué hice mal? Mi único error fue elegir una caja pequeña. Cómo no me va a costar tanto superarlo después de cada instante, después de todo mi esfuerzo, después de cada palabra tuya, cada promesa. Si bien fuiste una caja pequeña, por un año demostraste que no eras una caja, sino una mente que cada vez se expandía por sí mismo por ti y por mí. Pero la cobardía te invadió, la confusión, la inmadurez a no querer escucharme y en vez de tomarlo como palabras, sino como sonidos.

“Me encanta tu inmadurez. Me encanta cuánto me cuesta poder adaptarme a tu inmadurez. Me encanta ver cómo te haces más maduro de a poquitos. Me encanta tu falta de tacto y que a ti te encante el mío. Me encanta que reconozcas tus errores y trates de remediarlos. Me encantas cómo quieres ser mejor para mí (diría en general, pero sé que te la suda). Me encanta que me hayas dejado verte crecer junto a mí. Me encanta que seas un edificio en construcción.”

Eso lo escribí ya hace un año y sí que las cosas han cambiado, y hemos pasado por mucho. Sin embargo, sabes bien que si regreso el tiempo al jueves, me darías la razón en esa cita, pero el viernes simplemente es todo lo contrario. Un final como este, con tanta indiferencia, insensibilidad, pareciera que no vivimos todo lo que “extraño”. Ni siquiera la letra de Lady Blue se amolda a esta situación, porque no fue horrible nuestro año. Tu inmadurez no me encanta, la detesto, porque eso nos mató.

Hubo cosas buenas, hubo cosas malas. Evidentemente no extraño las cosas malas, las cosas diminutas y estúpidas, pero cuando te arrebatan todo de un trancaso, lo único que quieres es regresar el tiempo aunque haya cosas malas, con tal de revivir lo bueno.  Lo peor de todo es que justamente fue un trancaso porque para mí no eran recuerdos buenos los que iban a revivir en mi mente, sino un futuro que era posible de seguir soñando juntos.

Este post es prueba que hubo momentos en los que dejaste de ser niño, no fuiste cobarde, no fuiste inmaduro, fuiste valiente, luchaste por lo que querías, te esforzaste. Que la inmadurez, el niño interior cobarde y tú, eran personas distintas (o lo son). Pero así como muchas otras cosas, tuviste épocas en las que demostrabas todo lo bueno de ti, pero tu batalla interna te ganaba a veces y esta vez te terminó derrumbando. La confusión que sientes es la sensación de haber perdido esa batalla una vez más. Si todo esto fue posible, es porque tú a momentos dejaste de ser un niño.

Lamentablemente el amor no es de uno, es de dos. Es por ello cuestión de aceptarlo. Pero la crueldad no puede irse de mi mente. Dices que no sabes, porque ni siquiera te entiendes a ti mismo. No sé si lo haces porque quieres que esté bien, pues no ha sido la mejor manera, incluso lo contrario. No sé si lo haces porque te cansaste, tal cual niño egoísta, de un juguete y simplemente ya no quieres jugar con nada. No sé si lo haces por pura cobardía, solo cobardía, pues la cobardía te está matando. Eso de querer y no querer de un día para otro, de no sentir nada, de una indiferencia frívola o quizás paulatinamente sin motivo alguno, es producto de tus guerras perdidas, del niño interior, de la caja pequeña.

A veces parece que tu te fuerzas a dejar de querer algo, como si tuvieras miedo de que ese niño interior surja haciendo daño, cuando en esos momentos, el miedo ya es producto de que salió de ti mismo. Escapa, escapa, escapa que algún día te darás con una gran pared, o quizás ya te has dado con muchas que en vez de enfrentarlas, escapaste.

Fue a quema ropa el disparo, fue inesperado. Es como si alguien muera en tu vida, habiéndote dicho en sus últimos segundos de vida que ya no te quería, y ahora solo está penando. El mundo es injusto, la vida es injusta. Cada día me levanto con esa sensación de que todo anda bien, hasta que me doy en cara con la nueva realidad y me rompo en pedazos. No se fue destruyendo de a pocos simplemente sucedió. Como decía nuestro profesor de Ética, el mundo se destruye de a pocos, eso es lo lógico, lo coherente. Lo irracional es que haya un día determinado y de un momento para otro esté dicho, como todos los ilusos que creen en el 21 de diciembre. Ahora quien sabe, ¿verdad? Pues yo creo lo que hace injusto al mundo son las mismas personas, no es el destino. Entonces, ¿yo qué hice? Simplemente escoger la caja pequeña, ser tan ingenua y noble de nunca esperarme esto, por estar más ocupada en quererte y comprenderte.

Cada día que pasa, es inevitable guardar una esperanza ilusa. Una esperanza ilusa que cada vez se desvanece tanto por el hecho que sé que nunca reflexionará la caja pequeña con su mirada indiferente; y también porque posiblemente cuando reflexione, yo ya haya perdido por completo la esperanza, porque si bien esto causa dolor ahora, quizás resentimiento será luego.

Me cuesta dormir por las punzadas en el pecho, por la gran herida abierta que tengo, pero duermo con la conciencia tranquila, mi almohada es tibia. Después de todo no hay nada peor que dormir con la conciencia intranquila, saber que uno ha cometido errores, saber que uno le ha hecho daño a alguien más.

Es raro que al séptimo intento escuchaste salir de mi boca un “sí quiero” y ahora, mira. Son las vueltas de la vida. Ese 26 de setiembre del año pasado que no me podía concentrar en mi clase de Antropología Urbana veía mi celular cada minuto para que sean las 6 de la tarde e irme a los pastos para el comienzo de esto. Ahora solo veo mi celular esperando algo que creo que nunca llegará.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Mis futuras letras

Cuando sea grande.

Cuando escriba un libro sobre las condiciones estéticas que la mujer deba seguir por presión social, le haré una dedicatoria a mi madre diciéndole

"A mi madre, por haberme recordado con sus mejores argumentos cada vez que pudo que siempre me faltó (o mejor dicho, me sobró) algo para ser la mas bella ante sus ojos y que nunca tuve el cuerpo de la hija perfecta que ella soñó. Gracias por hacerme recordar que la sociedad es la que es una mierda y yo siempre seré hermosa para mí esté como esté."
Cuando escriba un libro sobre los levantamientos de los pueblos o de las clases oprimidas ante el Estado, las dictadura, las monarquías, imperios, etc a lo largo de la historia, le haré una dedicatoria a mi padre diciéndole

"A mi padre, por haberme recordado, incoherentemente, que ser débil y exagerada es llorar, expresarse, chillar, decir lo que a uno no le agrada, quejarse, entre otras cosas. Porque si uno no hace los cambios desde su propia vida individual, uno va aguantar desde un novio machista hasta una dictadura. Desde comentarios ofensivos e hirientes en la propia familia, hasta discriminación en las calles."
Porque ser fuerte es no tener miedo, sea cual sea el contexto decir lo que no te gusta y no guardártelo.  Porque ser fuerte es no tener miedo a llorar. Ser fuerte es no aguantarte y querer hacer algo, así sea escribiendo, hablando, o estudiando. Porque yo no aplico la política de ceder un poco, para que los demás cedan. Porque la hipocresía no está bajo lo que yo defiendo. Porque yo soy libre, y la sociedad no me aprisiona. Porque si los demás deciden vivir siempre amarrados, no intenten que yo viva como ellos. Yo nací gritando y llorando, ¿por qué no seguir haciéndolo ahora? ¿Les da tanto miedo lo fuerte que soy y ellos no lo pudieron ser? Llorar no implica tirar tu vida por la borda, llorar es expresarme y armarme de fuerzas para una venganza conmigo misma. Jamás me he dado por vencida, y nunca lo haré.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Parece que ya pasó antes

Es como si estuviese lloviendo eternamente, pero la lluvia nunca choca contra el suelo y simplemente la gota se encuentra en caída libre. Es como si hubiera un vacío en el centro, profundo, muy profundo que a veces no sé si está adelante o atrás, quizás simplemente me ha atravesado. Es como si me derritiera del frío: mis manos están heladas, siento que algo me presiona la cabeza y que el suelo es el lugar perfecto para mi cuerpo entero. Es como si las canciones que disfrutaba minuto a minuto de la nada duran menos de un segundo porque no se acomodan a lo que siento. Es como si Bon Iver estuviera dando un concierto acústico en una esquina de mi cuarto y yo lo estuviera ignorando.

Son esos momentos en los que más imagino cosas lindas, y me duele más imaginarlas porque sé que algunas nunca podrán ser reales o están muy lejos de serlas.

¿Te acuerdas de esos días en las que a medianoche prendías la computadora y vomitabas palabras? Sí. Y me odiaba a mí misma porque nunca llegaba a transmitir a la perfección lo que mi almohada me decía temerosa. Oh, pobre almohada, si un objeto se ganaría el título de mejor amigo y confidente sería ella. Me ha soportado tanto, porque solo ha hecho eso.

Como esas pilas de discos que encuentro encima del DVD y no tienen nombre. No sé cuál de todos es la película que quiero ver, pero sé que entre ellos está.

La solución a todo es dormir. ¿Y qué hago cuando me despierto? Esperar que me de sueño para volver a dormir.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Seis días o cinco tal vez


Muchas cosas, pocas cosas porque falta mucho aún porque miran al horizonte eterno. Tan raro, tan claro, tan diferente, tan de repente. Nunca quiero descubrir el paradero final del Cocharcas porque hay mucha neblina. Además siempre nos botan en el paradero final como si fuéramos cuadrúpedos, mamíferos, con mamas (valga la redundancia) y peludos. Es mi cuenta regresiva secreta para no caer en la cursilería, pero al fin y al cabo sé que no vale nada porque todos los días no son como el primero, ni como el segundo, felizmente. Qué calor hizo sin Spinetta en verano (perdón por matarlo), pero en nuestro propio ecosistema no hay climas bochornosos ni helados. Los lingüistas dicen que por un lado la lengua es inmutable porque dos personas no pueden establecer o imponer cambios de la nada en ella, pero ellos no sabían que nosotros también creamos nuestro mundo. Podría pasarme toda la noche/madrugada/mañana escribiendo sobre ambos porque lo amerita, pero luego no quiero que Kant se vengue. Incluso me voy fastidiada ahora y aún así hubiera escrito más de un millón de palabras me iría así: molesta conmigo misma. Siempre faltan palabras, siempre faltan horas, días, actos, tiempo, lugares. Eso me gusta, que siempre falte y siempre busquemos lo que falta a secretamente o juntos.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Madrugadas Infinitas


Las detesto.
Solo quiero que amanezca.

Intrusos

Si tú me dices que has tenido peores problemas, te  creo. Todos tenemos problemas. Pero a diferencia tuya, o de ustedes, yo nunca me quedé callada y ahora más que nunca, jamás lo haré. Nadie nació para soportar o aguantar algo que no te lleva a nada.

Este es un tema que yo misma inconscientemente lo he autodenominado como tabú. Mejor dicho, simplemente evito hablar del tema o me siento terriblemente incómoda y en aprietos cuando me preguntan. Algo así como cuando los bebés hasta los 3 años (o a veces hasta más) deciden borrar de su cabeza ciertos acontecimientos traumáticos o bochornosos de su vida y simplemente no lo recuerdan. Sin embargo, no es que haya borrado recuerdos, sino que, ya que no tengo 3 años y no me encuentro en capacidades para realizar algo tan increíble como esos niños pequeños, me limito a crear dentro de mi espacio personal con mundos paralelos. 

Uno realmente no sabe cómo exactamente aprendió todo lo que a partir de cierta edad ya sabes, como si fuera algo a priori. Yo recuerdo que mis abuelos paternos vivían algo lejos de mi casa, y siempre que iba a su casa sentía un olor extraño que luego fue explicado con que cerca había una fábrica de harina pescado cerca. Recuerdo que jugaba con las cajas de medicinas que ellos usaban o con juguetes que le habían pertenecido a mi papá y a mis tías. 

Por otro lado, toda la familia de mi madre fue algo que jamás entendí y creo que jamás entenderé. Recuerdo que ese señor de ojos verdes y que no parecía de mi familia, pero sin embargo le decía “abuelo” vivía en una zona muy diferente a mi casa. Nunca entendí por qué. Siempre pensaba que él era mi abuelo favorito aunque me mostraba poco cariñosa con todos los miembros de mi familia. Algo que también me gustaba de su presencia es que siempre que venía a mi casa, traía a una niña de mi edad con él y me la pasaba jugando con ella. Nunca entendí muy bien de quién se trataba. Otra cosa que sí sabía es que mi abuela materna había fallecido antes que yo naciera. Era algo común para ese entonces eso de que nazcas y a veces los abuelos no están vivos. Muchas de mis amigas tampoco conocían a sus abuelos como yo. Pero yo no entendía de dónde venía esa niña y por qué a veces mi abuelo estaba con una mujer de la edad de mi mamá y que ésta era la madre de esa niña. 

Pues este sería un árbol genealógico de tres generaciones, ¿verdad? Abuelos, padres, hijos. En esta cultura occidental las familias suelen estar conformadas en los hogares por padres e hijos y punto. Pero este no fue mi caso. 

Según ciertas teorías antropológicas, el hombre, a partir de cierta época, se vio forzado a darle títulos a cada miembro de su familia por una cuestión de herederos. Vivo cerca de 19 años con unas mujeres que no son ni mis tías, ni mis abuelas, ni nada de eso. En realidad, ni siquiera son sangre de mi sangre. Según esa teoría antropológica y según lo que me dijo mi madre, ellas vendrían a ser mis tías abuelas. La verdad, hasta ahora yo no entiendo qué realmente son para mí. Pero como conclusión a estos casi 19 años, creo que solo han sido un estorbo en mi vida y nada más que eso. Incluso estorbo es escribir sobre esto, pero es el momento.

Mis primeros recuerdos de esas dos mujeres son o estar sentada a la falda de una de ellas escuchando cuentos o viendo películas, o sino, estar abrazada a una de ellas llorando espantada por una de las crisis nerviosas que le daban a mi madre cuando estaba mucho más joven y yo era aún una niña de tres años. Son recuerdos muy nublosos y oscuros. Sin embargo, los recuerdo que siento más a flor de piel y que me hierven la sangre son todas aquellas veces que me obligaban a hacerme una especie de ondulación en el cabello que me quedaba asqueroso y me sentía fea, cuando escondían mi ropa para que no me la pongan porque no les gustaba, o todas las veces diarias que me critican por cómo me visto, lo gorda que estoy y lo feo que es mi pelo, o esas veces que yo tenía que comer al frente de alguna de ellas obligada y escuchaba como hablaban mal de mis propios padres desde los cuatro años. 

A los seis años, comenzaron con esa estupidez de la permanente. Estaban obsesionadas con mi pelo y me hacían tontería y media que me llevaba un día entero en un peluquería para que mi pelo quede como una esponja y electrificado. Nunca llegue a conocer mi cabello de verdad hasta los once años, que se me fueron del todo los rezagos de las continuas permanentes que me hacían. Descubrí que era lacio y esas miradas de burla de las chicas mayores que yo en mi colegio, pasaron a ser halagos hacia el supuesto cabello más bonito que habían visto. Otro recuerdo que tengo de ellas que me desconcertaba demasiado, era que para ese entonces, tenía niñeras o empleadas y ellas las trataban como animales, mientras que yo siempre me llevé muy bien con ellas. Escuché muchas veces la palabra “chola”, “serrana”, entre otros. Se creían las reinas y tenías unas ideas tan retrógradas y absurdas como que no podían comer en la misma mesa o en el mismo plato y yo en ese entonces, no entendía por qué. Ahora que veo en retrospección, me da tanta rabia haber dejado pasar detalles así, pero era una niña. 

Mi madre me podrá decir en los momentos que estoy enfurecida “¿acaso no te acuerdas cuando te leían cuentos o cuando te compraban cosas?”. Por favor. Si a un niño lo secuestran los terroristas desde los 4 años o personas malas, evidentemente se lo tratarán de ganar con cosas así, eso no les quita lo malas que fueron conmigo, cosa que jamás perdonaré. Si no me dice algo así, entonces me dirá “también ponte a pensar qué tipo de educación han recibido”, pues mi respuesta sería ¿Y YO QUÉ CHUCHA TENGO QUE AGUANTAR UN TIPO DE EDUCACIÓN TOTALMENTE PATERNALISTA Y MACHISTA DE COMIENZOS DEL SIGLO XX?. Claro que ese tipo de pensamientos no los tenía a los cuatro años o cinco años, pero todo fue cambiando poco a poco. 

A partir de los once o doce años no se cansaban de decirme lo gorda que era, y confusamente durante toda mi niñez me “engreían” comprándome comida, juguetes, ropa. De alguna manera u otra, tenía que sentirme agradecida, pero luego entendí que eso no podía seguir así. Quizás lo hacían inconscientemente, pero prácticamente estaban comprando mi cariño. Detestaba cuando, irónicamente, me hablaban mal de mis propios padres, una especie de calumnias, lamentándose porque ellos no me daban todo lo que me merecía. A veces criticaban a mi mamá y respetaban a mi padre o a veces, al revés. A esa edad o aún más pequeña, eso era demasiado confuso para mí y muchas veces me limité a creerles ciertas cosas. Luego me daba cuenta cómo hasta a veces imaginaban cosas, eran chismosas y no sé qué pretendían hacer al ponerme en contra de mis propios padres. A parte de eso, la cantidad de veces que me faltaban el respeto era increíble. Me insultaban, me decían que era fea, gorda y el autoestima lo tenía por los suelos. Con ciertos comentarios de mis padres se compensaba, pero era muy confuso para mí escuchar comentarios contradictorios. 

Qué pensará un psicólogo al yo decirle que si de algo soy insegura, si en algo tengo baja autoestima o me siento acomplejada, no es por comentarios de mis padres, sino por unos seres que ni siquiera forman parte de mi familia, pero viven en mi casa y literalmente solo hablan para insultarme y hacerme sentir mal. A decir verdad, las veces que he ido a un psicólogo y les he contado todo esto, porque siempre piden que hable de mi familia y (peor aún) de con quién vivo, y tengo que decirles, y ahí ven la explicación de por qué he sido una niña tan adelantada y madura para mi edad, más allá de ciertos problemas hormonales que siempre he tenido. No he sido madura desde pequeña por vivir en un entorno de sabiduría y experiencia, sino porque desde pequeña tuve que desarrollar ciertos mecanismos de defensa para no sentirme mal con comentarios hirientes, desmoralizadores y maltratos psicológicos. A esa edad no podía hacer mucho, no tenía la capacidad de análisis que ahora tengo y solo me limitaba a llorar o ya más grande a gritar y a responder inteligentemente, cosa que no funcionaba, porque mientras más estructuradamente respondía, ellas me lanzaban insultos más hirientes o sin sentido, o peor aún, fingían ponerse mal echándome la culpa frente a mis padres. Otra cosa que podría sacar un psicólogo como análisis a todo esto es la unión que se ha formado entre mis papás y yo. Créanme que esto fue algo bueno entre todo lo malo, pero no creo que jamás haya habido un núcleo familiar tan unido como el nuestro. Pero eso poco importa para mí, cuando me desespero y solo pienso estar en paz conmigo misma. 

Mientras más crecía y me sumergía en una adolescencia profunda, empecé a dejarles de hablar y las pocas veces que lo hacía era para defenderme y para pedir que me dejen en paz. Las empecé a odiar por todo, desde mis primeros recuerdos hasta la actualidad, pero el resentimiento con mis padres, vino mucho después. Entendía que quizás ellas habían vivido una vida difícil pero yo no entendía por qué tenía que soportar todo eso. Ni siquiera podía pasar tranquila por los pasillos de mi casa porque sentía sus miradas clavadas en mí, fijándose si se me sale un rollo, si las puntas de mi pelo están rotas, o cualquier tontería. A veces las escuchaba cuchichear, haciéndolo a propósito para que yo escuche. Los insultos de “fea”, “gorda”, e incluso “chola” se repetían hacia mí. Yo las miraba con odio y rabia, ahora no las callaba con argumentos infantiles, les decía superficiales, ignorantes y sobre todo, racistas. Vivían eternamente acomplejadas por el “qué dirán” si ni siquiera salían a la calle y me tenían a mí y a mi familia como representantes de su imagen. Ellas ya ni salían de la casa y eran unas chismosas que se la pasaban viendo por la ventana a los vecinos o programas de la televisión totalmente basuras que adormecen los sentidos. Cuando me compraba cosas que no me gustaban, o cuando me compraban mis padres ropa, las escondían a propósito porque a ellas no les agradaba. No respetaban mi privacidad y entraban a mi cuarto a “ordenar” todas mis cosas cuando las desordenan más y me desaparecen cosas. Incluso recuerdo que a mi hermano le encontraron unas hojas de coca y le acusaron a mi mamá de tener marihuana, y bueno a mí, calumnias y prejuicios me los han hecho eternamente. Incluso, a falta de cortinas caídas, espían tras mi ventana por el balcón lo que hago en la computadora y me acusan de ver “cochinadas”, cuando solo estoy en Facebook, en este blog, hablando con alguien o viendo mis fotos. Me regañan como si fuera una niña cuando llego tarde de la universidad cuando no tienen ningún derecho, me decían "prostituta" cada vez que iba a una fiesta y hasta ahora no entiendo por qué, e incluso se molestan conmigo si no me persigno antes de salir porque soy satánica.

Como verán, ya es más que obvio que era bastante difícil invitar a gente a mi casa. Han sido contadas las veces que he podido hacerlo y cuando lo hacía, se escondían en su cuarto durante toda la estadía de la visita y resultaba incómodo. Luego empezaban a compararme con quien haya venido o sino, a criticar a la persona que vino sin ni siquiera haberla visto. 

¿Sobre enamorados? Ni qué decir. A mi hermano no le dicen nada desde luego, pero a mí, me han dicho todas las estupideces. Con el primer enamorado no dijeron mucho, ya que éramos bastante jóvenes, hasta que un día dejaron de fingir ese papel de “abuelitas cariñosas” y por ahí se les escapó un insulto a mí y mi enamorado de ese entonces lo llego a escuchar y se quedó totalmente espantado y lleno de rabia por ver como alguien me trataba de esa manera que les respondió de una manera adecuada. Por supuesto que él fue hasta ahora el primer y último enamorado en pisar mi casa y/o mi cuarto. Según ellas, recuerdan a primer enamorado porque me traía muchos chocolates y me hizo engordar y por eso lo detestan, entonces empezaron a odiar a cualquier chico con el que salía. Con el segundo, ni siquiera a mis padres les agradaba, así que el problema era doble, pero no importó mucho después de todo, pero al menos me llegaban tanto los comentarios de ellas que no tenían el derecho de comentar sobre mi vida, total ellas no eran nada mío y tampoco se habían ganado serlo. Cuando le conté sobre todo esto a mi segundo enamorado, él solo se reía y decía que vivía con unas brujas que me hacían la vida imposible, trataba de defenderlas por esos comentarios, pero …¿agarrándome de dónde? ¿Era un instinto defenderlas? Fue la última vez que se me pasó por la cabeza decir algo a favor de ellas. Con el tercero, hasta ahora, creo que nunca ha sabido sobre este problema lamentablemente porque no se ha ganado mi confianza hasta este punto o no me ha mostrado la suficiente madurez. De por sí se me hace muy difícil contar este lado de mi vida y lo trato de obviar como si simplemente no existieran, o al menos eso trato, pero me da lástima que no se lo pueda contar justo a él y que muchas veces mi mal humor o las lágrimas de impotencia las haya tenido que disfrazar con problemas míos o dilemas emocionales. 

Mientras más pasa el tiempo me he vuelto una persona muy resentida. No sé si es una etapa en la que estoy viendo en retrospección toda mi vida o simplemente es un sentimiento que está formándose parte de mi carácter por un acumulado de cosas que me han ido pasando últimamente. Pero ahora que me pongo a pensar, creo que guardo resentimiento hacia todas las personas cercanas a mí por algo, por más mínimo que sea. 

Tengo sentimientos encontrado hacia mi mamá por todo esto. Yo entiendo perfectamente que ella no tuvo una infancia normal y yo tengo mucha suerte al lado de ella, e incluso sería egoísta reclamarle por todos estos 19 años que cada vez me están hartando. Pero he llegado a pensar a veces que más egoísta me pareció su actitud de encadenarme a esos rezagos de vida que ella tuvo viviendo con unas mujeres locas y no con sus padres, y la verdad es que no sé con exactitud toda la historia, pero a veces me pregunto si es que mi padre en algún momento se opuso a toda esa decisión de quedarme a vivir en este seudo palacio que más parece el castillo del terror. 

Siempre me he impresionado y admirado la inteligencia de mis padres, de ambos. No sé si es una especie de adolescencia tardía o es que cada vez yo ya me hago más adulta y notó que cierta desilusión ha crecido en mí. No son cosas nuevas, son simplemente cosas que me voy dando cuenta a medida de que crezco. Recuerdo posts anteriores estar alabando a mis padres, sobre todo a mi mamá, creo que ahora haría todo lo contrario, o al menos al que más admiraría ahora, sería a mi padre. No es que desprestigie a mis padres o que los haya dejado de querer, mucho menos que soy una ingrata, todo lo contrario. No puedo estar más agradecida con mis padres por toda la educación que me han dado, la confianza que me brindaron, pero nadie es perfecto, ni ellos. Pero sigo sin entender cómo le dieron tanta importancia al dinero, a la comodidad, a ir más allá de las necesidades básicas o a que simplemente tanto mi hermano como yo, heredemos esa casa y por ello tengamos que sacrificar tantas cosas. Y que ahora no quede más que decir “ya no nos podemos mudar, serían todos estos años en vano”. En esos momentos, “deshonrando” a mis padres, no pienso otra cosa, de lo tontos que fueron o quizás son. 

Muchas veces ellos me han dicho que fue una gran oportunidad quedarse a vivir en una casa así sin pagar alquiler ni nada y pudieron darse lujos como meterme a uno de los mejores colegio , viajes, objetos de última tecnología y ahora ponerme en la mejor universidad del país. Pero, daría todo por cambiar todas esas cosas por haber vivido solo con ellos y mi hermano. Pues el resentimiento hacia mis padres va por haber preferido ese tipo de lujos a una familia normal donde tanto mi hermano y yo, y al menos mi madre, podría tener finalmente, una vida completamente normal y convencional. No entiendo hasta ahora como pudieron sacrificar mi estabilidad con la de mi hermano por un par de tonterías que iban más allá de las necesidades básicas. O mejor dicho, no entiendo cómo pudieron sacrificar tantas cosas buenas por unas viejas superficiales, ignorantes, prejuiciosas, malas, discriminadoras, hirientes, que se jactan de haber recibido educación superior en su generación, pero pareciera que ni siquiera han terminado la secundaria. 

Mi padre dice que tanto yo como mi madre tenemos el problema de escucharlas cuando supuestamente me han dicho que no debo hacerles caso, y detesto ahí su poca sensibilidad. ¿No se da cuenta que si no lo critica tanto a él y a mi hermano, es por lo machistas que son y le deben respeto al hombre y los atienden como reyes? Por ser mujer, tengo que aguantar esos comentarios y cómo no escucharlos, si desde que era pequeña han retumbado en mis oídos una y otra vez, cosa que si mi papá ha escuchado cosas así, ha sido desde adulto. Las que más hemos soportado esas clases de comentarios hemos sido mi madre y yo. Muchas veces mi madre ha perdido los papeles y yo, ilusamente, trataba de hacer lo contrario y responder de una manera cuestionadora e inteligente, pero solo me ganaba más insultos hirientes. 

Mientras más pasan las horas, los días, las semanas, los meses, más grandes se hacen en mí las ganas de largarme de esta casa. Detesto todo lo que me rodea, detesto todo. Detesto hasta el más mínimo detalle como que la ducha falle mientras me baño y no la puedan arreglar y prefieran estar comprando más huevadas tecnológicas. Detesto que cuando me quejo de toda esta vida de mierda, de la casa, de esas intrusas en mi vida, de la manera como me tratan, pareciera que no les importara y solo me responden molestos “¿Y qué quieres que hagamos, L?”, yo les respondería que por favor piensen un poco y tan solo se den cuenta que es imposible la convivencia de unas viejas totalmente cucufatas, racistas, machistas con jóvenes del siglo XXI que tienen un pensamiento totalmente distinto. Lo primero que ellos hacen es comparar su generación con una anterior, pero ¡es tan anacrónica esa actitud! No hay tanta diferencia cultural y eso no pueden entenderlo. Si ya hay choques entre mi generación y una anterior, imagínense con una más antigua aún, y no solo eso, porque yo he conocido personas de esas generaciones muy sabias, muy respetuosas e inteligentísimas, pero ellas no solo son ignorantes, totalmente tradicionales y anticuadas, hirientes y me han acomplejado desde que era niña hasta ahora. Y yo ni siquiera soy una joven del siglo XXI totalmente convencional, sin el afán de ser ególatra, quizás alguien más tradicional estaría más “tranquilo”, aunque las diferencias culturales y/o generacionales siempre pueden disiparse siempre y cuando haya respeto, cosa que siempre faltó desde un inicio, desde que tengo memoria. 

No sé si esto haya sido un cuento, una historia, una anécdota muy grande que continua hasta en este mismo momento. No voy a negar la cantidad de veces que se me ha pasado por la cabeza un día simplemente desaparecerme de la casa; seguir de largo en ese carro que tomo en la universidad y perderme por ahí. Un día salir y nunca más volver. Estoy segura que mis padres se ven tan cómodos y tranquilos ahora porque ni siquiera se les ha pasado por la cabeza lo que yo puedo estar pensando sobre un día simplemente desaparecer del mundo y no por solo esto, sino por todo, por todo lo que me ha sucedido desde hace 18 años y que se ha ido agravando. Por eso verán mis comentarios como algo normal, algo rebeldonees y nada más. Si bien anhelaba largarme de mi casa de más pequeña no lo podía hacer, pero ahora si lo puedo hacer. Aunque yo solo anhelo desaparecer y no por egoísmo, sino para que la gente tome conciencia no de mí, sino de todo. Que no basta con quedarme callada y aguantar. No más.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Artificial



Porque tal vez sean de aquellas que van a todas sus clases y se sacan buenas notas, pero cuando hablas con esas personas parecen que ni siquiera están estudiando en la universidad y solo se limitan a "aprender" para pasar el curso y creen que cada día se están volviendo más "cultas". En estos tiempos no se puede hablar de Filosofía con alguien que ha llevado el curso de Filosofía en una universidad (porque es incomparable el nivel del colegio aquí). La gente desperdicia neuronas débiles y la plata de los padres.

Porque tal vez la mayoría estén estudiando algo porque te asegura trabajo, ergo, te asegura dinero, ¿y por qué? ¿por tu futura feliz familia y porque quieres ser feliz? Y yo me pregunte porque tanta gente tiene un único concepto de felicidad (qué coincidencia) y no se miran al espejo para que vean los borregos que son.

Porque tal vez esperes a tu príncipe azul, o tal vez estén con esas ganas desesperadas de convertir a cada enamorado con el que estés en tu puto futuro esposo y te imaginas en tener muchos bebés. Mientras que yo tal vez solo me preocupe y me pregunté si será bueno en el aspecto sexual y que sea inteligente.

Porque tal vez ya se le den de libertinas porque han tenido sus habituales y virginescos choques y fugas o tal vez esa primera vez que "te dolió un poquito" y solo piensan en el romanticismo, y ni tienen una puta idea de lo que es sentir un orgasmo y siguen viviendo su novela rosa. Porque eres bien libertina por haberte ido a chupar a morir y terminar vomitando o tal vez bailando como desquiciada en una discoteca que se reservan el derecho de admisión o en esas fiestas que quedan fuera de Lima. Mientras que yo pienso que aburrida es ese estilo de vida, da la coincidencia que la gran mayoría pasa por esos procesos tan "tradicionales".

Porque tal vez, ustedes sean de aquellas que se casarán y tendrán una familia muy feliz, y sus respectivos esposos tal vez sean los cliente más concurrentes del mejor (o el peor) prostíbulo del país o las usen como pantallas ante esta sociedad porque se trata de un homosexual. Mientras que yo, me limitaré a ser algo prejuiciosa observando tan falsa felicidad, tan artificial y tan vacía, mientras espero que me vengan ideas a la cabeza para escribir algo interesante.

Porque en tu lecho de muerte quizás pienses que has vivido una vida completamente feliz: conociste a tu príncipe azul, tuviste hijitos, estudiaron en buenos colegios y en buenas universidades, y ahora tienes nietos. Lo que da pena es que ni siquiera en ese momento tendrán consciencia que eso no fue ni la milésima parte de lo que podrían haber vivido sin haber estado con los ojos cerrados siguiendo a una prole de ovejas.

lunes, 27 de agosto de 2012

Impúdicos (Volumen II)

Segunda parte de fotos de detalles a los cuales deberíamos estar acostumbrados y no verlos como algo sobrenatural. 
Para más detalles, consultar con la primera parte (entrada anterior a ésta).


























domingo, 26 de agosto de 2012

Impúdicos (Volumen I)

Hace más de un año que no hacía post estilo galería y la verdad no entiendo por qué no lo he hecho si me fascina mucho el arte visual en general, sobre todo la fotografía. Así que luego de tener muchas recopilaciones y colecciones de diferentes fotógrafos o temas, decidí hacer uno algo arriesgado (no por los lectores, sino por Blogger mismo) para marcar algo de diferencia y no llenarlo de palabras.

Aún así, me es imposible desprenderme de lo escrito y tendré que hacer una breve reseña (les prometo que lo más breve posible). 

"Impúdicos"decidí que sea el título de estos post que mínimo constaran de cuatro partes por lo calculado. Caeré en lo touché y me atreveré a decir que las imágenes valen más que mil palabras y pues espero que intenten descifrar todas las palabras que desprende cada imagen, que espero que sean las que yo sentí o entendí o incluso pueden encontrar varios significados.

¿Por qué "Impúdicos"? Pues, los desnudos no son algo común en nuestra sociedad. No es nada común que alguien acepte hacer un desnudo ya sea en fotografía, cine o entre otros. Sin llegar al desnudo, un escote en esas zonas satanizadas por la sociedad ya se consideraría "impúdico", pero bueno, como dije líneas atrás, me lanzaré por lo más arriesgado y no por simples escotes. Tan solo espero que Blogger no me censure.

Lo importante aquí es que estos desnudos no pretenden que algunos tengan una erección, o mojen los calzones entre otras manifestaciones de excitación, pues si lo hacen podría sacar de conclusiones de cuán bajo es su nivel de profundidad y análisis. Son tan solo fotografías que considero muy hermosas desde mi punto de vista estético y que tienen un gran significado detrás de una persona, dos, un grupo, una familia, etcétera. Tampoco espero repulsión, pero creo que eso es lo que mas deduzco que puede causar. Lamentablemente en esta sociedad, estamos totalmente adoctrinados bajo los estándares de belleza tradicional y cuando vemos que algo que no va de acuerdo a esos parámetros impuestos por la sociedad, los agentes sociales actúan dentro de nosotros causando la repulsión, el asco y en este caso, el boton "x" de la esquina superior derecha. Espero que dejen de lado sus perspectivas que no son más que la sociedad entera influyendo en ustedes y puedan percibir la belleza de las imágenes o más allá de eso, el significado.

Lo que menos pienso hacer es disculparme anticipadamente por herir susceptibilidades, pero advierto que si en tu vida has visto a alguien desnudo en vivo, en una porno o en cualquier otra situación, tal vez no solo los agentes sociales actúen en ti, sino también tu pudor. 

Aquí está la primera parte. Las fotos fueron sacadas de Tumblr, blogs, páginas oficiales de diversos artista. Es bueno toparse con cosas fuera de lo común (lamentablemente) y sorprendernos.

Si no hubo ni Adán, ni Eva, ni mucho menos ese "ser" llamado Dios, ¿quién nos quito la libertad de estar desnudos y nos impuso el pudor? Hemos perdido la costumbre de vernos desnudos y de ver a los demás desnudos.



























Nunca faltan las princesas pudorosas.