miércoles, 30 de noviembre de 2011

Tienes suerte


SELBSPORTRAIT from MGdM | Marc Gómez del Moral on Vimeo.

Tienes suerte. Mucha suerte. Aunque la suerte no existe. El destino no existe. Todo pasa por algo. Todo pasa por alguna razón en particular. Tienes suerte que hoy decidí quedarme en cama. Tienes suerte que en la mañana haya preferido quedarme atascada en mi cama. Porque sino, la realidad ahorita, sería distinta. Y no por ti, ni ustedes. Sino por mí y por lo impredescible que puedo llegar a ser. A veces ni yo misma, me lo imagino.

Foxy Lady dice así

 Foxy Lady y yo a oscuras.

Según Foxy Lady, hay ciertas cosas que son predecibles. A decir verdad, Lola jamás ha odiado ser predecible (que recuerde, porsupuesto). Solo ella ha odiado el cinismo y que le hagan cosas que no les gustaría que le hagan a esas mismas personas. En fin, Foxy Lady ha sido testigo de muchas cosas de Lola, él lo sabe todo y por más que cualquier otro hombre le diga a Lola "que la conocen bien", al fin y al cabo la única que puede decir quién la conoce bien o no es ella, ¿cierto? Pues Lola dice que Foxy Lady es el hombre que más la conoce y aquella que tenga el privilegio de estar con él ¡vaya! será muy afortunada. Nadie la terminará de conocer, ni ella misma (ella se sorprede mucho a sí misma), pero Foxy Lady es el úncio que puede que la conozca a la perfección, no pavonea en ese hecho y tampoco suele predecir muchas cosas respecto a ello. Excepto esa noche.

Foxy Lady tiende a ser testigo de amores y desamores de Lola. Según Foxy Lady, Lola nació para enamorar y ella no estar enamorada. Y a veces, solo a veces, enamorarse hasta el cien e ir a su cuarto corriendo y echarse en su cama mientras escuchaba -de seguro- a Muse o uno de sus midis hechos en Guitar Pro y gritar "ESTOY ENAMORADA". Por supuesto que a los días, repetía el mismo acto pero se trataba de algún otro. Como se habrán dado cuenta ese concepto de estar enamorada para Lola es muy bizarro y nisiquiera debería llamarse concepto, porque es relativo. Entonces, eso no es estar enamorada, eso es ilusionarse, y cuando Lola tiende a ilusionarse, habla mejor de esos hombres que de los cuales se enamora. Por eso a veces, solo a veces, es bueno mantenerse en la ilusión.

Otros son los días que, Lola va caminando lento al cuarto de Foxy Lady, lo mira desde la puerta, se muerde los labios y él se da cuenta que pasó algo con alguien y de la nada apareció un nuevo personaje en su historia.Sin necesidad de que días antes o meses antes haga la misma actuación de gritar que está enamorada y hablar sin parar de esa persona. Porque la cuestión ahí va tan en serio, pero tan en serio (que ya aprendió a no tomárselo tan en serio), que ni lo exterioriza. A decir verdad, cuando Lola se enamora en serio, odia tanto ese estúpido estado, que empieza hablar mal de ellos.

Es así como Foxy Lady una noche, se acercó al cuarto de Lola, mientras ella escuchaba Ratatat y cantaba en voz alta (nótese la incoherencia aquí, solo para conocedores) y Lola voltea sonriente y suelta esa risa maliciosa que se ha vuelto en un tic últimamente. A Foxy Lady le da asco, porque él espera que hayan más chicas como Lola, en cuestión de personalidad, pero a la vez le da miedo toparse con chicas tan cagonas como ella. En realidad, evitando ser generalizadora, una cosa implica la otra. Lo siento, es la verdad.Foxy Lady se da cuenta de algo: Lola le han gustado todo tipo de chicos, absolutamente de todo tipo. Lola ha ido corriendo gritando a su cuarto por cualquier tipo de chicos. Foxy Lady, creía en un entonces, que Lola tenía un prototipo, los llamados "putasos" (sus cuñados o futuros cuñados favoritos). Pero eso hace tiempo se fue de las manos y Foxy Lady tuvo una premonición increíble.
  1. Estarás con un chico muy bueno, simpático e inteligente. Perfección. Hará todo por ti. Cualquier chica quisiera estar con un chico como él. Un cuento de hadas.
  2. Estarás con alguien malo. Decidiste vivir la vida loca y quemarte con fuego luego de aburrirte. Como eres Lola, estarás con un chico al cual admirarás mucho. Luego te darás cuenta que es un completo imbécil y no solo eso, todo un psicópata.
  3. Estarás con alguien de tu edad, muy inmaduro, niño, inconsciente y que te salvará la vida. No será lo que tu te habías imaginado en tu plan de vida, pero es necesario. Todo te la sudará y simplemente querrás pasarla bien y estar bien.
  4. Estarás con un hombre muy exitoso, centrado y lleno de metas. Volviste a tus orígenes. "Todos vuelven". Nuevamente el hombre con el cual muchas mujeres quisiera estar (ojo, ahora son mujeres, no chicas). Pero como eres Lola, inconformista y que te aburres de la perfección...
  5. Estarás con un Carpe Diem como tú. Quizás un bohemio, un músico, un escritor (los requisitos fijos), pero alguien que va más contigo. Alma gemela quizás. Te diste cuenta que eso del chico exitoso verdaderamente no va contigo y solo vivirás en el hedonismo.Pero el hedonismo se queda ahí, en el presente, entonces...
  6. Lo conocerás a él.
  7. O quizás él.
Lola escuchó tremenda historia de vida. ¿Bullshit? Lola lo miró con cara de que, como ella le había repetido en otra de esas noches que no quieren ser noches, que ella reconocía cuando estaba enamorada, cuado no imaginaba un después de esa persona. Que eso había sido recién con el chico que le robaba las sonrisas matutinas. Que lo de él es a pasos de tortugas ... pero, ¿qué carajos le sucede a Foxy Lady? Foxy Lady miró su cara de preocupación y del meme de mentira, y puso una gran cara de troll y se largó del cuarto de Lola.

Lola inmutada. Lola se la suda.

Carajo. A todos les pasa, ¿no?

martes, 29 de noviembre de 2011

Nudos


Quiero golpearme la nariz y así vomitar algo que se me ha quedado atracado ahí, adentro. No sé si tengo pelusas en el ojo, pero estoy intoxicada o no sé qué carajos me ha pasado, pero necesito golpearme la nariz. No para seguir deformándola, sino, como le dijes, para botar toda esa mierda que se acumula tal cual basurita en el ojo lleno de delineador.Y es que son las canciones que he escuchado tanto que ahora parecen que están en eterno play en mi mente...

Hoy quería golpearme la nariz, pero no lo hice. Me miré al espejo y dije "aquí no, ahora no". Entendí otra gran paradoja de la vida: la vida es para ser felices, pero felicidad no implica perfección. El Carpe Diem que rige mis días no es  perfección, sino la vida misma.Y no seguiré con estas cursilerías que útlimamente me encuentro asqueada (tipica reacción de alguien desesperanzada), que ya todos saben qué implica esa palabra de cuatro letras, más conocida como vida.

La costumbre quizás, el miedo a lo que ahora no es normal para mí. ¿Por qué quiero golpearme la nariz? Es que siento que hay algo atracado. Pero, ¿necesariamente todo eso se soluciona mediante un puto golpe en la nariz? La Lola del presente diría que no y luego se iría corriendo por el pasto, pero La Lola de este momento, dice que quizás, solo quizás, a veces, no es que sea necesario (bullshit para pussies), pero no se puede evitar lo inevitable.

¿Inevitable? Pero, ¿así de la nada? Quizás no me haya dado cuenta, pero shit happens (lo siento, estoy abusando de los extranjerismos, pero se me dio la puta gana). A veces yo en mi eterna búsqueda de la perfección, inclusive de la felicidad misma, no hice lo que debí haber hecho tranquilamente en ciertos momentos. O quizás no era el momento. Quizás ahora es el momento por más ilógico que parezca, pero lo siento, en serio ... soy humano. Todo pasa por algo, todo tienen sus respectivas razones, pensemos esta noche. Fatalizadora por excelencia, pero ... hay días en los que simplemente no son mis días y solo me dan ganas de dormir. Dormir como excusa. Dormir porque me doy miedo a mi misma. Dormir porque me aterrorizo que haga eso. Quizás parezca que no hay motivo, pero creo que ya me cansé de domar las cuestiones indomables y a veces hay heridas que faltan aun sanar y por hacerme la valiente ... 

¿Por qué carajos eres así, Lola? Biatch, pero armada de ovarios.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Me la sudó en colores lomográficos


 Y es que creo que fotografiaré mis momentos con un gran Yao Ming en mi cara.

Felicitaciones, Santiago. Hiciste que piense en ti aproximadamente todo un día pensando en qué hacer. Estás haciendo que escriba sobre ti o mejor dicho a ti, nuevamente. Ocupaste una mañana de mi vida. ¿Cagaste algo de mí? No lamentablemente. Ya la habías cagado demasiado como para volverla a cagar ahora. Te informo que ahora soy inmune a muchas cosas. ¿Que si Lola ha cambiado? ¿Que si Lola ahora es mala? Mira, ponme en el papel que quieras. A estas alturas ya no me importa lo que digas de mi, que si soy mala, si soy buena. Total con tu último acto lo único que puedo decir es que, ¿por qué me tiene que importar lo que habla, dice o aclama un ser humano que necesita ayuda psiquiátrica urgente?

No te devolveré la cámara, pero lo pensé como de hecho tu lo habrás supuesto. Hasta ahora no sé qué hacer con ella. Yo te di la oportunidad de llenar a colores tu vida con lomos, pero tu la desperdiciaste. Pues ahora yo estoy llenando de colores la mía sin necesidad de lomos. Muy tarde. Oh, una frase que te la repiten a cada rato. Como que es hora de dejar atrás tus fantasmas del pasado, ¿no? Luego el más cínico me tildaba a mi de paranoica cuando ahora a mi me consta que te quedas atrapado en tu pasado. Y no, Santiago, yo no seré parte de tus historias dramáticas sin fin, para eso debes tener muchas historias más, que quizás para ellas son casos cerrados y sin embargo tú te sigues revolcando, tal cual enfermo mental, en ellas. Para tus símbolos salidos de historias de detectives como lo que hiciste conmigo ahora, hay quizás otras masoquistas en la calle. Ya te dije, mi estimado, tienes una nariz lo suficientemente grande para buscar tal cual sabueso tus otras victimas. Pero conmigo, ¡ja! Ni más. Es verdaderamente lamentable que chicas mayores que yo caigan con hombres como tú, lo mío puede ser justificable por mi escasa edad, pero he ahí la falta de autoestima en las mujeres. No solo es la culpa de los hombres enfermitos, sino de las mujeres enfermas que se deciden por entrar en una pesadilla.Si tan solo yo hubiera tenido unos cuantos años más ... pero bah, el tuviera no existe (las apariencias engañan).

Ahora, no sé qué significado puede tener lo que hiciste en tu pequeña retorcida mente. ¿Cuáles eran tus cometidos? ¿Que piense en ti?¿Cagar una mañana mía? ¿Que de nuevo en un día vuelva a estar en tus pensamientos?¿Que te busque? ¿Que te llame? ¿Que, en esa pequeña retorcida mente, hayas deseado que en mi vida siempre tenga algo tuyo? ¿Que regrese contigo? ¿Que me sienta mal? ¿Que te recuerde? ¿Un suceso sacado de alguna de tus novelas para malditos detectives? Bueno, lo único que denoto en todo esto es que tú si me recuerdas muy bien. Pero te informo que el recuerdo que quizás tengas de mi, es completamente erróneo porque ahora soy más yo que nunca. Nunca me había sentido tan fuerte, tan yo y tan libre. Cada día que pasa, cada día que aprendo más, me doy cuenta que lo que tuve contigo fue completamente anormal y yo era una total ilusa que recien salía al mundo y me hacías creer que era normal. Lo nuestro no era amor, quizás creíamos que era amor, quizás tu creías que era amor (y quizás lo sigues haciendo), pero no lo era, Santiaguito. Y probablemente nunca sepas que es el amor si sigues con la actitud que asumiste conmigo. Una actitud tan egoísta y egocéntrica. ¿Que yo era la egocéntica? No, Santiago. Amar no implica olvidarse de si mismo y dejar todo de lado por otra persona, el amor no es una jaula. Tú hiciste que me olvide de mi misma para que yo lo haga. Egocentrismo es egoísmo, es una falsa percepción sobre tu realidad y de todo lo que te rodea. Ya hubiese querido tener yo algo de egocentrismo en ese entonces. Tu percepción sobre el amor y la vida, es peor que un cuadro surrealista. Es más, no tienes percepción sobre eso, porque tu solo alucinas cosas que no son reales. Algo tan distorsionado, desde los reproches más absurdos que ahora los veo totalmente inútiles al saber qué es el amor de verdad, hasta las peleas más sangrentonas en las cuales te sentías con aire triunfante al hacerme llorar. Por favor, alguien que te hace llorar ¿es amar de verdad? Oh, pero después te disculpaste ... pero mejor no hablemos, ya que luego vinieron las mentiras y tu cinismo, que podría hacer toda una lista, pero ... ¿para qué hacer mis pobres deditos se cansen tipeando algo que ya ni tiene sentido? No tiene sentido explayarme en esta parte porque en verdad, es como decirle a un asesino, paciente de un hospital psiquiátrico, que matar es malo.Oh si, yo disparo, yo arrojo, yo mato. Cinismo everywhere.

Si de verdad tuvieras la madurez de alguien de tu edad, no harías cosas como estas. Quizás ni te hubieses aventurado a estar con alguien de mi edad. Bueno, no hablemos de inmadureces, porque tu tienes una discapacidad mental. Parte de tu cinismo y sociopatía es que el hecho que leas todo esto lo sigas viendo como algo erróneo, pero bueno, yo siento que escribo al aire y para el aire, ya que tu seguirás pensando que todo de ti es correcto y que yo estoy exagerando o hablando incoherencias, pero te informo que eso, es parte de tu locura. 

¿Quizás fue símbolo de reinvindación? ¿De arrepentimiento? Pues te informo, que algo material no va a devolverte todo. Lo material jamás comprará mi perdón, mi olvido o cosas así. 

Si yo quisiera jugar al intercambio de regalos ya que estamos cerca de fiestas, ¿sabes que te mandaría? Un tratamiento psiquiátrico: te serviría mucho. Estás enfermo, mi estimado, enfermo. Pero, espera ... en realidad eso te serviría, ¿para qué yo quisiera darte algo que te beneficie? Tampoco te deseo el mal, mi estimado. Solo mera indiferencia.

¿Cuál era tu cometido? ¿Que te escriba? ¿Que escriba algo sobre ti? Pues aquí esta. Reitero, yo siempre escribo porque siento. No significa que sienta algo por ti (ni amor, ni odio, ni compasión, ni pena). Simplemente siento que debo escribirte para informarte que tu pequeño recado llegó y que no me busques ni tampoco para volver a establecer a algún contacto contigo. Eso es lo que siento y nada más.

Bueno, un par de minutos perdidos. Porque esto es perder el tiempo verdaderamente. Me iré a estudiar para finales, mandar sms infinitos, amar y a sonreirle a la vida por mas cursi que suene, pero es la verdad de mis días.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Etnografía de los sentimientos


¿Quieren leer algo bonito? ¿Quieren leer algo simple y sin nada de dramas, pero no implica que sea perfecto? ¿Quieren leer algo solo para dos y de a dos? Mi bitácora de un trabajo de campo diario que decidí compartir recelosamente con un futuro colega mío que se ganó ese espacio de a pocos y sigue conquistando nuevos terrenos dentro de mí. A veces pienso que en vez de estudiar antropología, hubiese estudiado arquitectura: es muy bueno construyendo edificios dentro de mi. Quizás algún día haga una toda una ciudad para los dos.


"Ella no se daba cuenta que construían un edifico para ella por estar ocupada mirando el cielo esperando que caiga uno ya construido. Él no se daba cuenta que atrás de esa personalidad fría solo se escondía un pánico a ilusionarse. Un día decidieron poner a prueba este experimento aleatorio. Tan solo que nadie les apague la luz para que siempre se puedan ver a los ojos."

jueves, 24 de noviembre de 2011

Basorexia

No sabía que existías, basorexia. No sabía que existías en mí y en él.

Mis papilas gustativas están destruidas. A veces cuando saco la lengua para sentir el frío o el viento (como si fuese una especie de cura), siento algo, roces. Luego cuando la devuelvo a su lugar, siento un sabor extraño a sangre. Me miro en el espejo y no hay nada. Pero están muy rojas, considerablemente rojas. No tiene sentido comer, porque si no siento el sabor, ¿para qué? No soy partícipe del "comer para vivir", sino del "vivir para comer", si no siento sabores, ¿ya para qué comer? Solo hay una cosa que siento, que saboreo y vivo: sus besos. Yo siempre consideré estúpido el hecho de cómo los humanos se dejan llevar por las hormonas alborotadas y dan su vida por un beso de una noche: no por una persona, no por amor, sino, todo por un beso. Pero para mí, primero fue ese alguien y luego sus besos. Suena cochinamente cliché, pero es un vicio. Él es mi sabor favorito, en todo sentido.

Mueran humanos

 Genocidio, pronto.

Creo que es el periodo.
Yo alucinaba estar preñada de un bebé invisible.
No es que me había descuidado al follar y tenía miedo del embarazo
Pero, en verdad sentía que iba a tener crías.

Preñada es diferente a estar embarazada.
Preñada es quedar en bola por y como un animal.
Embarazada es haberlo deseado mínimo a ese ser.

Nunca seré conformista.
Siempre habrá algo que odie.
Creo que es el periodo.

Los humanos se vuelven cada vez más estúpidos.
Yo cada vez, ¿más intolerante?
Creo que es el periodo.

Juraba estar cómoda.
Pero no, una vez más, no.
Siempre habrá una pelusa donde sea que este.
Creo que es el periodo.

Creo que yo no soy de ningun lugar.
Yo soy de los no lugares.
Caras desconocidas, rostros familiares, vacío.
Creo que es el periodo.

¿Por qué la gente busca y no espera?
¿Por qué la gente no sabe esperar?
¿Por qué yo me preocupo por los demás?
Creo que es el periodo.

La humanidad crece en números impares.
Son deplorables.
Los odio a todos, los amo a todos.
Creo que es el periodo.

La estupidez humana de nuevo es intolerable.
El inconformismo me invade.
Canibalismo y algo de instinto asesino.
Creo que es el periodo.

No pertenezco a nadie
No pertenezco a ningun lugar.
¿Hay alguien a tu lado? No, un alien.
Creo que es el periodo.

Radiohead me hace viajar a los universos derretidos.
Tan derretidos como mi cerebro.
Tan estrujados como mi útero.
Creo que es el periodo.

Quizás me hace falta follar más.
Quizás ya toca un troncho
Quizás debería estar estudiando.
Creo que es el periodo.

Quiero observar, escuchar.
Decir que no diré nada.
Decir muchos cosas en mi cabeza.
Creo que es el periodo.

Qué mágico es el inconformismo.
Como amo mi inconformismo.
Como me encanta la intensidad con la que lo expreso.
Creo que es el periodo.

Es el periodo.
Unas cuantas cosas más.
Qué zorra eres.
Qué fuerte.

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿A quién esperas?

Descomplicadamente simple.

Y es que sucedió en un 8 pre-equinoccio.
  
-¿En verdad crees que no me doy cuenta por qué miras cada segundo a la izquierda?- Carmen me preguntaba como si fuese fácil leer el nombre que estaba pegado con post-its  fosforescentes en mi cabeza. En realidad sí era muy fácil. Indudablemente.
-Solo quiero, solo quiero verlo. Una vez más. Hace días que no lo veo. No sé qué tiene.- le decía sin mirarla a los ojos. Gravísimo error. Volteé la mirada, y esa mirada suya con una ceja levantada y con cara de “no seas estúpida, pero así te quiero”. En realidad, ella no sabe cuánto la puedo llegar a querer cuando hace esa cara. Me conoce tanto.
-Ajá, ¿y qué harás si lo ves?- me preguntó nuevamente sin dejar de hacer esa mueca.
-Pues, no sé, hacerme a la desinteresada. Sale a las 6 de Historia.- le dije mirando a cada persona que pasaba.
-Ok, no preguntaré cómo carajos sabes que sale a las 6. ¿Tanto, Lola? ¿Tanto?- me dijo tratando de buscar mi mirada y alzando la voz para llamar mi atención. Era inútil.
-¡Me dio su horario! ¿Qué quieres que haga? Además, una amiga está con él en la misma clase. Ya saldrá pronto. Tú solo avísame cuando sean las 6. Iré a comprar un café, ¿quieres algo?- le dije mientras me levantaba y agarraba mi billetera rota con rezagos de la magia de mi amor infantil.
-No, gracias.- me dijo con esa sonrisa sarcástica y moviendo los ojos.
Al pasar por el pasillo de las máquinas de café, mi cuerpo temblaba. Ni podía sacar las monedas bien porque tenía miedo de que salga en cualquier momento y me vea así, tan indefensa. Él sabía que estaba así. Le gustaba matarme así, de a poquitos. Llamándome e ilusionándome. Yo lo odiaba porque era la única persona a la cual yo no podía domar. A mí me encanta ir por la delantera, a él también. Eso fue lo que le espantó de mí. Al menos a mí, algo de tolerancia me quedaba. “No va a salir, tranquila”. ¿Y qué rayos hacía pensando tanto en él si tenía que hacer una tarea de Estadística?

Regresé al comedor de Letras, me volví a sentar en ese lugar clave para ver quién sale y quién llega. Ya casi eran las seis, el tontódromo camino a Letras se iba poblando cada vez más. Ya no veía caras, solo cantidad de personas. Ya no veía caras, solo buscaba la suya. Cada vez que veía un pelo largo y lacio por ahí, mi corazón saltaba y luego se calmaba de un tirón cuando me daba cuenta que solo era un individuo más.
-Ya Lola, suficiente. Resolvamos esta mierda que no entiendo nada.- me dijo ella con esa voz renegona y maternal.
-Está bien…- Saqué una hoja de mi cuaderno y empecé a copiar las indicaciones de la laptop de Carmen. Mi mente estaba en otro lado. Mi mente estaba en mi ojo izquierdo que miraba cada segundo al tontódromo.
-Si sigues así nunca harás nada, Lola.- nuevamente la mueca que me gusta de Carmen.
-Es que, es que…no lo veo, Carmen. No quiero decir que lo extraño porque sería demasiado, pero las cosas tampoco son así.- le dije quejándome. –Creo que está jugando conmigo, lo peor de todo es que el alucina lo contrario. Las cosas aún no terminan, no se pueden dejar así-
-¡Ya basta! Tú sabes muy bien que es un imbécil. ¿Y sabes qué? Dejemos de hablar de Renato y ahora iré a preguntarle sobre la tarea a la mesa que está detrás de ti.- dijo Carmen, casi molesta y harta de mis comentarios sobre Renato. A veces me tentaba el hecho de pensar que tal vez eran celos porque a ella le llegó a gustar Renato, pero luego me decía que era imposible. Yo era la loca obsesionada.
-Espera, oye. No conoces a nadie…- le dije dudosa y tratando de cambiar de tema sonando desinteresada.
-Oh cierto, no está el chico de mi grupo.- dijo desilusionando mirando al frente. –¿Los borrachitos, ¿no?- me dijo riéndose, casi burlándose.
-Ah sí, uno está en mi grupo. Ni lo he saludado.- le dije desinteresada, sin ganas de pararme y mirando a la izquierda. Seis en punto.
-Anda tu, pues. Total lo conoces.- me dijo volviéndose a sentar.
-No, no quiero. Ni lo conozco bien, el tampoco me ha saludado.- dije sin mirarla a los ojos.
-Está bien, está bien.

Silencio. Inmutadas. Izquierda. Nadie pasaba. Lo esperaba y nada. ¿Por qué me hacía eso? Estaba empezando a pensar que el huía de mi. ¿Cobardía? ¿O es que en realidad no quería nada conmigo y yo era muy evidente en buscarlo? Tampoco era a lo que lo iba a buscar a su salón ni nada, solo lo quería ver después de tiempo. Me daba por vencida…pero no, podía pasar en cualquier momento. Miré fijamente mi hoja en blanco, solo con palabras vacías que ni entendía porque eran copiadas. Me desconecté por un momento y la canción de La Lá que escuchaba cada mañana mientras me alistaba y me ponía bonita, porque…¿quién sabe si me lo encontraba ese día? Nunca se sabe cuando me lo podía encontrar. Pero tampoco nunca se sabe qué o a quién me podía encontrar ese día o cualquier otro. “Esta pasión que yo siento por ti, fue la causa de tu fuga, pero pasó.” Bueno, era ilógico que me haya dado una oportunidad para entrar en esa ilusión que debí haberla tenido hace mucho y creo que estaba abusando de ese permiso a mi misma. Lo único que pedía, era tan solo, cerrar el círculo o continuarlo, no sé. Detestaba – y a la vez adoraba- esa pausa que habíamos puesto en esta comedia. Aparece, aparece…aparece.

-…porque yo no sé hacer ni michi de esta cuestión, por favor ayúdanos. Ahí están tus amiguitos, ¿les puedes preguntar?- escuchaba a Carmen hablando con alguien más. Yo no volteaba.
-Yo no he hecho ni mierda tampoco y no les pienso preguntar menos.- respondió una voz grave. ¿Él? Nah, tenía voz de pavo.
Decidí levantar la mirada y era un chico con unos rulos alborotados y definidos mismo comercial de shampoo: ese intermedio que no se sabe si está recien salido de la ducha o llevaba días sin bañarse. Gafas con marco negro, muy intelectual y a la vez con un aspecto de que no le importaba un carajo todo lo que estaba a su alrededor por alguna extraña razón, ni el mismo. Completamente de negro, solo con una bufanda color guinda que lo hacía ver aún más desaliñado. Un morral roto se apoyaba en su cintura. Esos ojos caídos que jamás sonríen que reflejan vacío, soledad . No usaba jeans, usaba pantalón. Lo único que no iba con toda esta descripción, era su cuerpo, que a pesar de estar completamente cubierto, se le notaba que tenía buen cuerpo. Increíblemente, no tuve un ataque de lujuria. Inmutado, seguía con esa cara de que mandaba tanto a la mierda la vida, su propia vida, que parecía que ser de aquellos que no le importaba emborracharse o estar drogado a la luz del día, acostarse con alguien desconocido, para luego terminar leyendo filosofía solo. Millones de prejuicios pasaron por mi cabeza hasta que se dio cuenta que había levantado la mirada y me empezó a mirar también cautelosamente. Sí, se prejuicioso. Carmen se paró de la nada y se fue a la mesa de atrás. Yo me quedé mirándolo. No, no. No era un Adonis, pero, fueron de esas corazonadas que hacían que mi mente mande al diablo a todo lo trillado y mi anticursilería.
-Entonces, ¿no sabes nada?- le dije mordiéndome los labios y jugando con mi pelo. Lola al ataque.
-No, no sé nada.- él buscaba algo.
-Tienes pinta a que sí.- le dije riéndome. Oh Lola, no nuevamente. ..
–¿A qué carrera vas, ah?- le dije sin despejar de mi mirada de él. ¿Y la izquierda, Lola? ¿Renato? ¿Qué? ¿Quién? Ah, él. No sé, pues. Se fue.
-Antropología, ¿tú?- me dijo sonriéndome tan tiernamente.
-¡Qué genial! Yo también, es muy increíble y raro conocer a gente que va a mi carrera.- le dije ya en un éxtasis incontrolable. -¿Cuál es tu nombre, futuro colega?-
-Ricardo y no soy stalker, ¿el tuyo?- Oh, el chico que gritó en mi clase pasada que quería facebooks para stalkear a gente. Sonrió al verme tan emocionada y no es por ser “modesta”, pero sus ojos demostraban la misma emoción o quizás hasta más. ¿Por qué habrá sido?
-Lola.- le dije sin dejar de sonreír y sentía como esos hoyos que se forman en mis cachetes me clavaban en lo más profundo de mi boca. Me reí frunciendo el ceño por lo de “no ser stalker”.
-¡Oh! Lola. ¡Lola Barcelona!- lo dijo casi gritando y muy emocionado.
-Y no eres stalker…- le dije riéndome y con cara de confundida. En realidad era mi cara que puse para tratar de esconder la emoción que llevaba adentro porque ya sabía quién era. ¿Qué carajos me estaba pasando?
-Bueno, Ricardo, es un gusto, en serio un gusto conocer a alguien que va a mi carrera.- Mentía, un gusto conocer a alguien como él y que me haga reír a los segundos de haberlo conocido.

Un placer conocerlo, un verdadero placer. Y no, no fue un placer. Un orgasmo conocerte.