El fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas.
Hoy decidió pintarse los labios de rojo. Es cuestión de transformarse y cambiar de vez en cuando. Se puso unas botas negras para correr, a pesar de que ella sabía que no corría muy rápido. Bambi de Azealia Banks se escuchaba en sus parlantes. Las uñas las tenía rosa masticable, sin embargo no se comía las uñas. Ya lo tenía todo planeado, no desde hace mucho, pero la primera vez que se le paso la idea por la cabeza, eso sí fue hace mucho.
Se delineaba los ojos negros y como nunca, se puso sombras negras. Dejo suelto su cabello, ya que no había necesidad de recogerlo por la ausencia del bochorno veraniego. Se puso el abrigo negro y desempolvó la boina negra que había comprado hace mucho en Londres. Salió a caminar y le pesaba bastante la cartera por ustedes ya saben qué. Llegó al paradero que iba hacia una dirección, no sabía si cruzar la pista, ya que si cruzaba el otro paradero la llevaba a otra dos direcciones. Se dejó llevar por los impulsos y por los sentimientos del momento, y no cruzó. Después de todo, tenía para varios intentos. Esperaba no ser tan mala en eso.
Sentía que la cartera le pesaba más porque estaba parada y había mucho tráfico. El hombro le empezó a doler y la cartera se empezaba a resbalar. Si se caía, todos se iban a dar cuenta qué llevaba ahí adentro. Puso una cara de dolor y se puso en frente a un chico de su edad con aspecto virginal. Inmediatamente alzó la vista y la vio padeciendo, le dio su asiento. Se sentó cómodamente observando cada cuadra que pasaba, tan grises, como le gustaba.
Pasaba por esos pasillos enormes. Sentía el frío y le gustaba. Su vida ya no tenía escapatoria y cuando 1 le dijo que podía darle lo que tenía en la cartera para deshacerse de 2 y 3, aceptó inmediatamente. Lo que no sabía es que ella piensa siempre ella misma primero, y luego en el resto. Claro que después de haber reflexionado sobre su desastrosa vida amorosa y los conflictos que salían a flor de piel con cualquiera. Decidió botar al tacho, para ese entonces, la monogamia y su vida era solo un enredo de venganzas. Una cadena de resentimientos entrelazados. Felizmente, 1, 2 y 3, eran totalmente vulnerables, como todos los habían sido, ella podía hacerse a la víctima. En realidad era la pobre víctima y ellos alguna vez fueron los culpables. Pero esta vez decidió invertir los papeles, ¿para qué? ¿qué iba a ganar? pues, nada. Paz tal vez. Ella no quería ni 1, ni 2, ni 3. Todo fue muy bien armado desde el comienzo.
Llamó a 2. No estaba estudiando. ¿A qué hora llegaba? No estudiaba hoy, estaba en su casa mirando la tele. Cerró fuertemente su puño, pero le impresionaba y le enorgullecía lo hipócrita y falsa que podía haber llegado a ser. Le mando un beso por teléfono y le dijo que lo extrañaba. La invitó a su casa en la noche. Ella aceptó desde luego, pero siempre tenía ese defecto de no poder calcular bien el tiempo y al final, no era una certeza que en la noche 2 dejaría de existir.
Un mensaje de 3. La estaba esperando. El que a veces le hacía dudar de esos propósitos era 3. Pero ella tenía que mantenerse firme. Empezó a llover suavemente. Recordó una de tantas noches con 3. Lo vio, la estaba esperando con una gran sonrisa y con el cabello mojado. La invitó a su casa para cubrirse del frío y hacer unas cuantas cosas más. Morbosamente, ella pensó qué momento puede ser más ocurrente e indefenso que tener sexo con 3 y a la vez..., pero luego sacó las imágenes de su cabeza, porque implicaría mucho trabajo luego y puede que ella salga lastimada.
Una llamada perdida de 1. Ella entró en pánico, porque 1 a diferencia de 2 y 3, era un dictador. Fingió un dolor de cabeza y entró al baño. 1 le preguntó donde estaba, ella le respondió que faltaba poco, que todo terminaría hoy. 1 le dijo que estaba orgulloso de ella. Ella creyó sus palabras, pero más creía en sí misma. No podía estar alguien más orgulloso que ella misma. Salió del baño y 3 la seguía esperando ansiosamente. Le volvió a proponer una noche juntos ... ella rechazó por segunda vez. Las ganas le estaban ganando, pero recordó todos esos planes, todos esos meses de sacrificio para un solo fin. Todo lo sucedido era un simple medio. Los recuerdos bonitos eran un simple medio, además tiene que recordar que la verdad fue a medias, porque él nunca se imaginó su realidad. Le propuso fumar un porro, a la vez para que ella se tranquilice.
Fumaron un rato juntos. 3 la abrazaba y le decía cursilerías al oído. Ella había aprendido a ver esas cosas como "cursilerías" y ya no como "cositas bonitas". Ya era hora, se estaba haciendo tarde y tenía que ir a la casa de 2. Empujo a 3 al pasto y empezó a besarle. Tocó cada punto débil de él. Sus besos eran inigualables. Tan dulces y masticables. Y a una distancia perfecta estaba su cartera. Sacó lo que 1 le había entregado suavemente mientras lo besaba y lo apretó contra su estómago. Lo miró a los ojos, 3 le decía que la amaba mucho, y ella solo se río y empezó por un "yo..." y bueno, 3 nunca llegó escuchar el final de la frase.
Estaba en el bus de nuevo. Felizmente no falló. Todo salió perfecto. Llamó a 1 para contarle su primer logro, como siempre lo había hecho con cualquier logro. 1 le dijo que la amaba y ella solo colgó. Llamadas perdidas de 1 para reclamarle y fatalizar todo el contexto. Ella estaba pensando solo en 2. Llegó a su casa y estaba también esperándola, pero en su cama semidesnudo. Sábanas blancas, mala idea. Por algo rechazó la oferta de 3. 2, seductoramente, destapó las sabanas y se encontraba en ropa interior, le insinuaba algún tipo de felación, pero ella lo que menos quería era tener algún contacto, por más mínimo que sea, con la necrofilia. Se sacó el saco negro y decidió aceptar su propuesta por más que se había hecho la promesa de no hacerlo justo en ese momento. Le ordenó que se empezara a tocar mientras ella se desvestía. Guardo rápidamente lo que ustedes ya saben en su pantalón, mientras 2 se movía y jadeaba como animal y luego ella se puso entre sus piernas para darle, algún tipo de cariño en esa zona. Después de mucho tiempo, se encontró realmente asqueada y ni siquiera soportó el más mínimo roce. Sacó lo que 1 le había entregado de su pantalón, mientras que 2 estaba en pleno éxtasis e hizo lo mismo que 3: lo presionó contra su estómago y simplemente lo hizo.
No soportó todo el desastre que había dejado y a pesar de ser fanática del gore y el morbo, se puso su saco negro rápidamente y corrió a la salida. Se subió lo más rápido que podía en el bus respirando agitadamente y llamó a 1. Plan exitosamente concluido para 1. A ella le faltaba concluir, solo un acto final. Le dijo para que se encontraran en la cuadra X de la Av. Universitaria, para en cierta forma, "celebrar" todo. Se encontraron en un callejón de una cuadra perdida, la ciudad dormía y él la vio.
-Bang, bang.- le dijo mientras la besaba.
-¿Te gustó?- le dijo ella mientras lo miraba con un resentimiento increíble en sus ojos.
-Es lo mejor que has podido hacer. Eres una maldita.
-Tú lo eres más. Todo un maldito. Yo quiero terminar mi triángulo.- le dijo ella susurrándole al oído. Él la empezó a mirar de una manera más extraña...
-¿Qué está sucediendo? ¿Qué rayos está sucediendo?- le dijo él apartándola.
-El círculo se abrió hace mucho tiempo. Triángulo de círculos. Es hora de cerrarlo. Tú me diste las razones para abrirlo y también para cerrarlo.- le dijo ella apuntándolo con lo que él le había dado.
-Piensa bien lo que estás haciendo...- ya no tenía otra cosa que decir él. Indefenso como nunca, literalmente.
-Considera que te estoy haciendo un favor. Un favor a los tres. Un favor a todos. Ya no tendrás que buscarme en cada mujer que encuentres.- le dijo ella a punto de apretar el gatillo.
-No, espera, todo esto...-una frase, como cualquiera que iba a ser entrecortada. ¡Bang!
-Hojas muertas que caen.- dijo ella mirándolo. Le encantó ver esa escena.
"Y es así como de a tres tiros, me quedé soltera."
No hay comentarios:
Publicar un comentario