jueves, 5 de noviembre de 2020

Caer en cuenta

Decía que me gustaban los mayores. Qué peligrosa era esa frase y vaya que me trajo tantos problemas en mi adolescencia y temprana juventud. Hay días que no paro de sentirme culpable de mi ingenuidad de ese momento. A veces me flagelo a mí misma pensando, "¿me gustaba que me manipulen?", "¿me gustaba estar sujeta a una relación de poder?". Y lo peor de todo es que no fue una sola vez, parece que fueron dos, ¿o más?.

Recuerdo mi primera clase contigo, tenía 19 años creo. Algo me hizo ruido, tus comentarios. Recuerdo que me acerqué a ti para preguntarte un par de cosas, y me ignoraste, o eso creí yo. Poco a poco me empezaron a gustar más esas clases, tus clases. Pasó el tiempo, y me gustaron más tus clases. Pero igual algunas cosas me hacían ruido. Ahora pienso que hay que aprender a escuchar ese ruido, no ignorarlo. No sé bien cómo inició la cuestión de conversar todas las semanas juntos. Yo estaba contenta, me sentía validada, valorada, dentro de mi ser lleno de inseguridades y confundida por tantas cosas. Recuerdo haberte visto con los ojos llorosos en alguna oportunidad por contarte algo que me movilizaba. Recuerdo que me contaste como la conociste a ella en la facultad de Ciencias Sociales, mientras me mirabas y era como si casi me describieras a mí. Pensé que podía ser coincidencia, pensé que podía ser yo haciéndome ideas. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, escuchando las voces a lo lejos de las personas en el jardín, un ruido ambiental. El sonido de los pájaros y yo sintiéndome como si me hiciera agua en la silla donde estaba sentada. Trato de recordar como estaba vestida, probablemente horrible con los escasos recursos que tenía en esos momentos a comparación de ahora. Creo que también sentí mariposas en el estómago. Pero también recuerdo sentir que algo no estaba bien. Ahora que me encuentro en tu lugar, yo jamás haría algo así. Recuerdo también cuando me quisiste abrazar efusivamente, y yo sentía que algo no estaba bien conmigo porque yo era la fría, la parca. Recuerdo que me observabas, que seguías mis pasos, como tú mismo has dicho. Pero no, yo no era la única, tú eras de esos que sabías que todas nos volvíamos locas, y hacías cosas para mantenernos así. Pero recuerda que para nosotras se mantiene en lo platónico y en la admiración, ¿y desde el otro lado cómo lo percibes? Pues, es poder y manipulación. Ahora de la nada estamos distantes, ¿será que me tienes miedo? ¿será que tienes miedo que racionalice todo? ¿será que tenías miedo que llegue este momento? Pero no te preocupes, que aún tardo en clasificar esos momentos, quedan aún en la ambigüedad, me cuesta creerme a mí misma. Pero te aseguro que la burbuja ya se rompió. 

Unx no sabe tantas cosas a los 12 años. Tampoco a los 16 años, ni a los 18 años y seguí sin saber nada a los 21 años. Ver cosas en retrospectiva, ya adulta y con otra forma de pensar, duele. Solo queda abrazar a mi yo niña/adolescente/joven interior y anterior. Y sanar. ¿Cuántas más estarán como yo? 

Y como dice Ana Tijoux, yo reafirmo que mi rabia proviene del dolor y mi lucha florece del amor. Porque en todas ustedes, me veo yo. Les creo, te creo, me creo. 

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