
Lo único que sé es que para subir al tope del Arc de Triomphe, subí por estas escaleras y mirar hacia abajo me daba pánico. No parecía tener un fín, era cansado, pero luego de hastiarme de preguntar "¿cuánto falta?", llegué al tope y el hecho de mirar los Champs Elysées con una vista panorámica de 360° de Paris, no tiene nombre ni precio. Al final el pánico, la incertidumbre, el vértigo y el vicio tienen una buena recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario